La Unión Europea no se ha olvidado de los coches eléctricos. Les dedicó una parte de la nueva normativa Euro 7 que debería entrar en vigor en 2025 y ahora está inmersa en la elaboración de una regulación enfocada en las baterías y en su ciclo de vida: si se aprueba, todos los requisitos para su fabricación (desde el diseño hasta el tratamiento de residuos) prometen ser mucho más estrictos que los actuales.
El desarrollo de la movilidad eléctrica es un hecho y necesita su propio ecosistema legal. Hasta ahora, el ciclo de vida de las baterías no había recibido mucha supervisión: esto dejaba cierto margen para tomar determinadas licencias que la Unión Europea, ahora, quiere limitar.
Para 2024
El Consejo y el Parlamento Europeo han dado forma a una nueva ley que pretende reforzar las normas sobre producción, trazabilidad, reciclado y tratamiento de los residuos de este componente de los coches eléctricos. Unas medidas que, si reciben luz verde, se aplicarán tanto a las baterías diseñadas en Europa como a las importadas.
El texto es, todavía, provisional: tendrá que ser adoptado por ambas partes para que entre en vigor. Si se formaliza, las nuevas normas que deben cumplir las baterías de los coches eléctricos entrarían en vigor en 2024. Y, como decíamos antes, serán mucho más estrictas que las actuales.
Las nuevas exigencias
La nueva regulación obligará a los fabricantes a declarar las emisiones de dióxido de carbono (CO2) que generan las baterías a lo largo de su ciclo de vida. En 2026 se pondrá en marcha un sistema de etiquetado y en 2027 se prohibirá la venta de baterías consideradas como muy contaminantes.
Además, con el objetivo de favorecer la economía circular, deberán incluir una cantidad, cada vez mayor, de metales procedentes del reciclaje: para 2031, las cifras requeridas serán de un 16% para el cobalto, un 6% para el litio y un 6% para el níquel. La normativa también prevé la obligatoriedad de contar con un certificado que mencione esta composición.
La Euro 7 y los coches eléctricos
Si se aprueba esta normativa sobre las baterías, se uniría a todo lo referente a los coches eléctricos que figura en la Euro 7. Una regulación que también pone el acento en el mismo componente.
Según el texto de la misma, los fabricantes tendrán que garantizar que el funcionamiento de la batería será, como mínimo, del 80% durante sus primeros cinco años de vida o durante los primeros 100.000 kilómetros desde su compra (lo que antes ocurra). Transcurridos ocho años o 160.000 kilómetros, la capacidad de la batería tendrá que ser de, al menos, el 70%. Estas comprobaciones seguirán efectuándose hasta que el coche cumpla diez años o tenga 200.000 kilómetros y, también, se limitará su cambio durante la vida útil del vehículo en cuestión.
Más competitiva
A través de esta normativa centrada en las baterías, la Unión Europea también busca ser más competitiva en el campo frente a Estados Unidos y China. No en vano, el objetivo de Europa pasa por representar el 25% de la producción mundial de baterías para 2030: esto supone ocho veces más que en 2020.
Las ventas de vehículos eléctricos aumentan cada mes y esta tendencia no se va a revertir: sobre todo porque, al mismo tiempo, se están intensificando las restricciones a los vehículos de combustión… que deberían estar prohibidos para la venta en el Viejo Continente en 2035 (si no se produce un aplazamiento).