Hemos asumido que el diésel y la gasolina están muertos y que más allá de 2035 no podremos comprar ningún coche con esta tecnología, que se presuponía acabada, en tanto en cuanto la Unión Europea había marcado esta fecha como el límite para iniciar su prohibición. ¿Nos hemos equivocado? ¿Aún hay futuro para el diésel y la gasolina?
El diésel y la gasolina aún no estaban muertos
La Unión Europea estaría abierta a seguir permitiendo que los motores diésel y gasolina, la combustión interna en general, lo que por lo tanto también incluye a coches híbridos, e híbridos enchufables, sigan vendiéndose más allá de 2035. Aún estarían pendientes los detalles de cómo se llevaría a cabo esta revisión de los objetivos que se habían marcado para 2035 y que aún estaban pendientes de posibles matizaciones y reformas.
Recordemos que en 2022 ya se abrió la puerta a los combustibles sintéticos y biocombustibles neutrales. Y que en 2023 se acordó una normativa Euro VII mucho más laxa, que aliviase presión sobre la combustión interna en los próximos años, a petición de miembros de la Unión Europea, pero sobre todo fabricantes, cuyas inversiones se están destinando primordialmente al desarrollo del coche eléctrico.
Una reforma que abre la puerta a la combustión interna
- Ursula Von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, abogaba por hacer efectiva la prohibición del diésel y la gasolina en 2035
- También algunos de los grupos políticos con mayor peso en el Parlamento Europeo, como los socialdemócratas (Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, con 136 escaños) y los verdes (Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea, con 54 escaños)
- Pero, según Reuters, desde los democristianos, desde el Grupo del Partido Popular Europeo (188 escaños) se estaría proponiendo la revisión de los objetivos marcados para 2035, con un borrador de prioridades legislativas para los próximos cinco años que incluiría «permitir el uso de combustibles neutrales alternativos más allá de 2035»
En este borrador de prioridades no se establecen más detalles, de cómo se definiría la consideración de neutral o, según aparecería en el propio borrador, de combustible «cero emisiones», y las cuestiones técnicas que determinarán que un coche es de combustión neutral para permitir su comercialización más allá de 2035. Pensemos que esto implicaría, entre otras cosas, un marco legal y unas soluciones técnicas que garanticen que ese coche solo va a emplear combustibles neutrales.
La noticia no nos pilla por sorpresa, en tanto en cuanto la Unión Europea ya había abierto esta posibilidad a petición de algunos estados miembros que, como Alemania, o Italia, habrían solicitado el cambio. Manfred Weber, presidente del Partido Popular Europeo y del Grupo Popular Europeo, ya se había expresado en esta misma dirección hace tan solo unas semanas.
La industria camina hacia el eléctrico, ¿hay futuro para la combustión interna?
La incertidumbre aumenta, con un Parlamento Europeo cuya composición ha virado y en la que no solo han crecido los democristianos (en 12 escaños), sino también un ala de partidos que ya han mostrado su escepticismo con respecto a la agenda climática y la transición energética propiciada por la Unión Europea. A la espera de cómo se conformen estos nuevos grupos, que podrían fragmentarse en cuatro, con los diferentes liderazgos de Alemania, Francia, España, Italia y Hungría, el Parlamento Europeo ha visto cómo ganaban peso también estos grupos que podrían apoyar la revisión de los objetivos para 2035, como el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (83 escaños teóricos manteniendo la misma configuración de fuerzas anterior) y el Grupo Identidad y Democracia (58 escaños).
También será importante analizar cómo evoluciona la tecnología y el empleo de biocombustibles y combustibles sintéticos parcial o totalmente neutrales. Existen dudas más que razonables sobre la viabilidad de estos combustibles y sobre el hecho de que puedan producirse en volúmenes y costes razonables como para hacer que la combustión interna pueda seguir siendo una opción de compra, para todos los públicos y para todos los bolsillos, más allá de 2035.
Por no hablar del hecho de que desde hace tiempo los fabricantes europeos mayoritariamente hayan centrado sus inversiones en el vehículo eléctrico, paralizando la mayoría o el total de sus desarrollos de combustión interna y, por si no fuera poco, marcándose objetivos para vender únicamente coches eléctricos que son incluso más ambiciosos que la fecha propuesta de 2035.