El primer trimestre de Tesla en 2025 fue calamitoso. Dicho sin titubeos y sin exagerar. La compañía que dirige Elon Musk presentó sus peores resultados en mucho tiempo, y ganó dinero por los pelos. Quizá suene raro, pero vender humo fue el negocio que salvó a Tesla de presentar pérdidas a principios de año.
Los peores resultados de Tesla desde 2021
Tesla tuvo un beneficio neto de 409 millones de dólares en el primer trimestre, una caída del 71% en comparación con el mismo período del año anterior. Para encontrar cifras similares, hay que remontarse al año 2021.
Por entonces, Tesla aún no había alcanzado el millón de vehículos vendidos al año y la Cybertruck, que ahora está suponiendo un agujero económico y muchos dolores de cabeza, tan sólo era un proyecto.
Los ingresos totales cayeron un 9,2%, hasta los 19.300 millones de dólares, según informó la compañía. Los ingresos de la división automovilística cayeron un 20%, hasta los 12.900 millones de dólares. Cifras que vienen acompañadas también de menos ventas de coches, concretamente un 13% menos respecto al mismo periodo del año anterior.






Vender créditos de CO2, el humo que nadie quiere, salva las cuentas
Con una disminución en las ventas y una drástica caída en los beneficios, hay algo que salva a Tesla: vender créditos de carbono a otras empresas. La venta de créditos de carbono, o derechos de emisiones, reportó a Tesla 595 millones de dólares en el primer trimestre. Un aumento importante frente a los 442 millones de dólares del primer trimestre del año pasado.
Sin los créditos de CO2, Tesla habría reportado pérdidas en el primer trimestre de 2025. El negocio de «vender humo» fue más cuantioso que nunca para la compañía de Elon Musk, y esta vez le salvó de presentar números rojos.
¿En qué consiste este negocio?
Los fabricantes de coches tienen un límite de emisiones de carbono fijado por los gobiernos (llámese Unión Europea, Estados Unidos, etc). Si un determinado fabricante supera su límite, debe pagar multas o comprar derechos de emisiones de carbono a empresas que estén por debajo del objetivo, como Tesla.
Como los vehículos de Tesla son todos eléctricos, no generan emisiones de CO2. Y por esa razón, Tesla acumula un excedente de créditos, que luego vende a otras marcas que no alcanzan los objetivos de emisiones. Gracias a esta práctica, Tesla consigue ingresos extra y las empresas que producen coches más contaminantes pueden evitar sanciones.
El mejor ejemplo lo tenemos en Europa con la normativa CAFE. Los fabricantes tienen fijado un límite de emisiones medias, pero se pueden agrupar para reducir las emisiones: el que contamina poco compensa al que contamina más. Stellantis, Ford, Toyota, Mazda, Subaru, Honda y Suzuki están en el «pool» de emisiones de Tesla para cumplir con las normativas europeas. Es decir, pagan a Tesla para comprarle créditos de emisiones.
Pese a todo, también hay buenas noticias
Los resultados de Tesla fueron malos, pero Wall Street se sorprendió de que los ingresos de Tesla no cayeran aún más. Entre eso y que la cotización de las acciones ya venía muy castigada, las acciones han subido un 11% en las últimas cinco sesiones.
Si los números de Tesla no fueron peores es gracias a otra rama de negocio, la energía. La energía incluye la generación y el almacenamiento, es decir, los paneles solares, las baterías de almacenamiento (Powerwall y Megapack) y el software de gestión de energía de Tesla. Los ingresos de esta rama de negocio aumentaron un 67% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Sin embargo, es solo una pequeña parte sobre el total de la compañía. Elon Musk parece que ha tomado conciencia del problema y en la presentación de resultados de la compañía aseguró que, a partir de mayo, dedicará más tiempo a Tesla y menos a su rol como asesor del presidente Donald Trump.