Desde que en 2015 estallará el escándalo conocido coloquialmente como el «dieselgate», el fraude reconocido por Volkswagen en los procesos de homologación de sus diésel, cualquier dispositivo que pudiera alterar el funcionamiento natural de los sistemas anticontaminación ha sido escrutado minuciosamente.
La Unión Europea investiga estos días la «ventana de temperatura» presente en la lógica de funcionamiento de la recirculación de gases presente en algunos diésel de Volkswagen. La marca defiende que esa «ventana de temperatura» es necesaria para proteger el motor y sus componentes. El denunciante, y las autoridades europeas, que esa lógica de funcionamiento podría alterar los resultados en las pruebas de homologación de emisiones.
¿En qué consiste la «ventana de temperatura» presente en los diésel de Volkswagen?
Tras la pista del truco de los diésel de Volkswagen
En 2017, los juzgados austriacos iniciaban un procedimiento a petición de un demandante que solicitaba el desestimiento de la compra de un diésel de Volkswagen, adquirido en 2011. La razón no era otra que la nueva lógica de funcionamiento en el sistema de recirculación de gases que comenzó a aplicarse tras una actualización de la centralita.
Según la propuesta remitida al Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el demandante alega que el sistema de recirculación de gases reduce el flujo progresivamente, hasta cerrarlo por completo, fuera de la «ventana de temperatura» que se sitúa por encima de los 15ºC, por debajo de los 33ºC, y a una altitud de hasta 1.000 metros.
De ser así, irremediablemente las emisiones de contaminantes como los NOx serán superiores cuando el motor trabaje a temperaturas inferiores a 15ºC, o superiores a 33ºC, y altitudes superiores a 1.000 metros. Si nos atenemos al caso de Austria, con una altitud media de 1.350 metros y una climatología que durante la mayor parte del año se sitúa fuera de esa «ventana de temperatura», podría decirse que un vehículo dotado con esta lógica de funcionamiento, durante la mayor parte del tiempo no aprovecharía el óptimo rendimiento de su sistema de recirculación de gases.
La delgada línea roja entre lo razonable y el fraude
El escándalo de los diésel destapado en 2015 ha tenido muchas, y muy importantes, consecuencias para la industria del automóvil. Una de ellas ha sido levantar la sombra de la sospecha sobre cualquier funcionamiento anómalo o dudoso en los sistemas anticontaminación. Por diseño, el funcionamiento de los sistemas anticontaminación ha de verse alterado, necesariamente, por las condiciones externas – véase la temperatura, o la altitud – y las condiciones derivadas de la propia conducción.
Volkswagen defiende (Automotive News) que la «ventana de temperatura» que define la lógica de funcionamiento de sus sistemas anticontaminación «tiene como propoósito prevenir el riesgo de dañar repentina e inmediatamente el motor».
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea estaría tratando, precisamente, de determinar el verdadero objetivo de la «ventana de temperatura». De concluir que, efectivamente, esa lógica de funcionamiento está pensada para alterar el resultado de los pruebas de homologación y no está justificada como mecanismo de protección del motor, el fallo de la corte europea podría apoyar la versión del demandante en el proceso austriaco y también ser relevante para otros procesos iniciados en Europa al respecto de las emisiones de los diésel del Grupo Volkswagen.