Las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos han tenido lugar y, por segundo mandato tras el de 2016-2020, Donald Trump volverá a encabezar el país más grande de occidente desde la Casa Blanca tras vencer de manera convincente a la candidata demócrata Kamala Harris. Un cambio que puede tener un impacto marcado para fabricantes de todo el mundo, tanto los americanos como los europeos o chinos.
La vuelta de Trump crea una situación de incertidumbre (más) en el sector
Si hay un CEO de un fabricante de coches excepcionalmente feliz con este resultado es Elon Musk, quien ha apoyado personalmente a Trump en todo momento, siendo uno de sus grandes y más cercanos aliados en esta campaña. El CEO de Tesla también ha participado en su campaña a través de su red social X y esta apuesta ha tenido resultados de manera inmediata en el mercado de valores.
Nada más empezar la jornada del miércoles 6 de noviembre las acciones de Tesla han subido un 12%, mientras que aquellas acciones de Tesla listadas en Frankfurt han crecido en más de un 14% (Reuters). Lo que no queda tan claro es lo que ocurrirá con los subsidios para coches eléctricos, los cuales Tesla ha utilizado desde hace años para vender sus Model 3 y Model Y a precios más atractivos.
El pasado mes de septiembre, además, Trump afirmó que si volvía a ser elegido presidente, en la comisión de eficiencia del gobierno colocaría a Musk al frente, otorgándole un rol importante dentro del gobierno. Lo que queda por saber es lo que ocurrirá con los aranceles a productos chinos, entre ellos baterías y materiales clave para su fabricación, lo cual afectó a la propia gama del Model 3 meses atrás.
Su ex rival y antecesor en el cargo Joe Biden endureció estos aranceles, lo cual fue replicado en la Unión Europea con unas medidas que entraron en vigor hace apenas unos días. Trump, además, ha avisado de que podría haber nuevos aranceles para bienes procedentes de Europa hasta del 20%. Esto ha provocado una ligera caída de BMW, Porsche, Volkswagen y Mercedes del 6,4% al 4,6% (Automotive New Europe).
BMW, en una situación interesante con respecto a estos posibles aranceles
Para los fabricantes alemanes, Estados Unidos siempre ha sido un gran mercado y lo sigue siendo, pues en 2023 el 12,9% del total de sus ventas procedían de allí. De hecho, BMW cuenta con una de sus grandes fábricas en Spartanburg, Carolina del Sur, de donde salen 1.500 coches diariamente. Según los cálculos del CEO de BMW Oliver Zipse, dos tercios de las ventas de BMW en Estados Unidos procede de modelos de esta fábrica.
«Tenemos una huella muy, muy grande en los Estados Unidos. En este respecto, no deberíamos estar demasiado nerviosos por lo que pueda ocurrir», afirmaba Zipse, viendo los posibles aranceles como algo potencialmente positivo al tener una fábrica funcionando a gran volumen en suelo americano. Ahora bien, Trump tiene dos objetivos en mente a la hora de establecer aranceles además de Europa (que ya de por sí sería un obstáculo para muchos fabricantes).
Trump ha dado avisos en ocasiones anteriores de imponer un arancel del 200% al precio de algunos coches importados, en particular aquellos que procedan de México – además de elevar los aranceles a productos que provengan de tierras europeas. BYD está en proceso de construir una fábrica en tierras mexicanas, donde podría hacerse el BYD Seagull/Dolphin Mini que de hecho disfruta de mucho éxito allí. Además, en San Luis de Potosí BMW tiene otra fábrica importante.
Ahora bien, el gran objetivo de Trump con respecto a fijar aranceles es China de hasta el 60%, pudiendo poner fecha de caducidad a la importación de productos electrónicos, acero y farmacéuticos procedentes del gigante asiático en los próximos cuatro años. El hecho de prohibir software procedente de China llevaría a que, por lógica, los coches chinos no pudieran entrar en el mercado – llegan coches fabricados allí, pero no hay marcas chinas presentes en el mercado americano.