El Suzuki Jimny llega al mercado con todos los ingredientes de un auténtico 4×4: bastidor de largueros y travesaños, doble eje rígido y reductora. La pregunta que queremos responder es si un coche de este precio (menos de 21.000 € en la versión más cara) es realmente capaz de enfrentarse a los gigantes del todoterreno o es tan sólo un juguete con aspecto de 4×4. Para resolver esa duda, hemos buscado una referencia de 4×4 que está mucho más arriba en el mercado, el Toyota Land Cruiser Limited y hemos realizado una comparativa offroad que os contamos a continuación con todos los detalles.
Suzuki Jimny PRO
Para realizar esta prueba hemos contado con la colaboración del circuito todoterreno de Autorrescate 4×4, un paraíso del offroad situado a las afueras de Madrid con 35 hectáreas de caminos llenos de dificultades de todos los niveles. En este increíble parque de juegos, hemos escogido diferentes obstáculos para poner a prueba a nuestros contendientes en las condiciones más extremas.
Características 4×4 principales del Suzuki Jimny y el Toyota Land Cruiser
Es evidente que nadie piensa en comprarse un todoterreno dudando entre un camión de 7 plazas y 70.000 € o un juguete de 4 plazas y 20.000 €, así que antes de nada conviene dejar claro que el Land Cruiser no está aquí como rival, sino como referencia de lo que puede hacer un 4×4 del máximo nivel. Esa referencia nos va a permitir evaluar al Suzuki Jimny, algo que no podríamos hacer si lo enfrentásemos a él solo contra obstáculos muy complicados como los de esta prueba, porque siempre quedaría la duda de si otros coches podrían superarlos o no.
A partir de aquí, resumimos las características de nuestros dispares contendientes en una tabla para que resulte más sencillo consultar cualquier dato a quien esté interesado. Nos centramos en la parte técnica relacionada con la práctica del 4×4, obviando prestaciones, consumos y otros detalles que no son tan relevantes a la hora de salir al campo.
CARACTERÍSTICAS | Suzuki Jimny Mode3 | Toyota Land Cruiser Limited |
---|---|---|
Precio | 20.820 € | 70.000 € |
Motor | 1.5 l gasolina | 2.8 l diésel |
Potencia máxima | 102 CV a 6.000 rpm | 177 CV a 3.600 rpm |
Par máximo | 130 Nm a 4.000 rpm | 450 Nm desde 1.600 rpm |
Neumáticos | M+S – 195/80 R15 | M+S – 265/55 R19 |
Masa | 1.100 kg | 2.250 kg |
TRANSMISIÓN | Jimny Mode3 | Land Cruiser Limited |
---|---|---|
Tipo | 4×4 conectable con reductora (2H, 2L o 4L) | 4×4 permanente con reductora (4H o 4L) |
Diferencial delantero | Abierto | Abierto |
Diferencial central | No lleva. En asfalto tiene que ir en 4×2 | Torsen (LSD mecánico) + bloqueo manual |
Diferencial trasero | Abierto | Torsen (LSD mecánico) |
Control de tracción | Simula bloqueo de diferenciales | Complementa el bloqueo de diferenciales |
Asistencias | Control de descenso | MTS + Crawl Control (avance autónomo) |
COTAS | Jimny Mode3 | Land Cruiser Limited |
---|---|---|
Longitud | 3.480 mm | 4.840 mm |
Altura libre al suelo | 210 mm | 215 mm |
Ángulo de ataque | 37º | 31º |
Ángulo de salida | 49º | 25º |
Ángulo ventral | 28º | 22º |
Pruebas todoterreno… ¡que empiecen los juegos!
Lo más importante en un todoterreno es la capacidad de tracción en circunstancias adversas, por eso hemos dedicado hasta 3 pruebas a valorarla en diferentes circunstancias. También es importante una buena altura al suelo, el recorrido de suspensiones, los ángulos de entrada, salida y ventral y la potencia para mover todo el conjunto pase lo que pase. Como ambos coches llevan reductora, el factor potencia queda en un segundo plano, ya que el desarrollo en primera es tan corto que permite el avance a ritmo similar al paso de una persona con mucha fuerza en ambos casos, aunque el Jimny pida un poco más de gas.
Las pruebas que hemos seleccionado son: camino muy roto, cruce de puentes en ligera pendiente, comprobación de ángulos de salida, trampa de barro, control de descenso y la prueba reina: una pendiente fuerte y deslizante con cruces de puentes sucesivos durante el ascenso. Empezamos.
Circulación por caminos rotos
En circulación por caminos rotos, con piedras, rocas, escalones y regueros que se cruzan aleatoriamente, ambos coches son muy capaces pero su diferente tamaño y personalidad se ponen ya de manifiesto.
En esta prueba es importante mantener la altura al suelo (una cota en la que ambos vehículos prácticamente empatan) y será la suspensión la encargada de hacer el resto del trabajo. Los dos coches circulan con la reductora engranada y apreciamos claramente la diferencia de peso entre uno y otro, siendo el Land Cruiser mucho más estable y aplomado, mientras que el Jimny se muestra más juguetón y saltarín.
Finalmente la eficacia apabullante del Land Cruiser lo hace todo tan fácil que puede resultar un poco aburrido y su excesivo tamaño no cabe por muchos huecos donde la vegetación se estrecha, otorgando una clara ventaja al Jimny que se cuela por todas partes sin rozar en ningún sitio. Con el Suzuki podemos dar la vuelta en casi cualquier punto del camino, mientras el Toyota se comporta como un gran barco al que es difícil dar la vuelta en un río estrecho.
Cruce de puentes en ligero ascenso
El cruce de puentes nos permite valorar la capacidad de tracción de ambos coches cuando sólo dos ruedas en diagonal se están apoyando en el suelo, mientras las otras dos se quedan en el aire. Esta es una prueba de fuego, porque el funcionamiento de un diferencial hará que de forma natural el par de giro se vaya a la rueda que más gira, como si el coche estuviese dando una curva.
El Suzuki Jimny cuenta con diferenciales delantero y trasero abiertos, por tanto será el control de tracción el encargado de frenar las ruedas lanzadas y devolver tracción a la rueda de apoyo. El Toyota cuenta con diferenciales central y trasero tipo Torsen (torque-sensitive) que permiten un deslizamiento limitado y a partir de un punto se bloquean y actúan como un eje solidario. Además, tenemos un control de tracción que se encargará de complementar a la parte mecánica, sobre todo en el eje delantero donde el diferencial también es abierto.
La conclusión de esta prueba es que ambos coches están muy capacitados para superarla, el Toyota por razones obvias y el Jimny porque su control de tracción optimizado para 4×4 gestiona sin problemas la situación (aunque con algo más de patinamiento) y el coche sigue avanzando en todo momento.
Ángulos de salida
Aprovechamos una roca casi perpendicular al camino para mostraros la diferencia entre el ángulo de salida del Jimny y del Land Cruiser. En el caso del Jimny, con 49º, este ángulo es espectacular y permitiría afrontar cambios de pendiente mayores del 100% (que serían 45º) entrando marcha atrás, lo cual es sobresaliente. En el caso del Land Cruiser, el ángulo de salida es su punto más débil, con unos modestos 25º.
El gran tamaño del Land Cruiser hace posible un enorme habitáculo para 7 pasajeros, pero pasa factura a la hora de maniobrar y ante la entrada y salida de obstáculos. El Jimny, con su pequeña cabina para 4 ocupantes sin maletero, es el campeón indiscutible en este apartado.
Trampa de barro
Enfrentamos a ambos coches a la misma trampa de barro profundo, en la cual se conjugan varias cualidades. Lo principal es que el sistema de transmisión sea capaz de mandar par de giro a las ruedas con mejor apoyo y más agarre, impidiendo que giren rápido excavando y enterrando el coche. Otros factores a tener en cuenta serían los neumáticos, que en este caso son M+S en ambos casos pero de medidas muy diferentes y con mucha mayor superficie de contacto en el Toyota, y el peso, que será en última instancia lo que tienda a enterrar ambos coches con mayor o menor empeño.
A pesar de que la ventaja de masa para el Suzuki es enorme (1.100 kg del Jimny frente a más de 2.200 kg del Land Cruiser), lo cierto es que la capacidad de avance del Toyota se ha mostrado superior en barro. Al volante, el Land Cruiser se percibe como un tanque que nunca deja de avanzar, mientras que en el Jimny sí que hay momentos de parón, que en barro se traducen en un cierto pánico porque lo siguiente (si sigues acelerando) es empanzar el coche y que no haya forma de sacarlo si no es tirando con otro coche.
Es importante señalar que en esta prueba se hizo con las últimas horas de luz no podíamos arriesgar demasiado. Esta es la razón por la que, al quedarse el Jimny atascado en un punto y tener que dar marcha atrás para coger más impulso, vimos que estaba muy al límite y decidimos desistir antes de que no hubiera solución.
De haber tenido más tiempo de sol (que habría sido lo óptimo) habríamos seguido adelante hasta salir o encallar, pero desde el puesto de conductor quedó claro que el Jimny tenía más dificultades y tendía a pararse. Game Over.
Puede que a muchos les quede la duda de si el Suzuki habría llegado hasta el final, y probablemente lo habría conseguido dando marcha atrás y adelante en ciertos puntos para coger nuevo impulso, pero sí quedó claro que el Land Cruiser era claramente superior en su capacidad de avance y fue el único que nos dió la confianza para llegar al otro extremo del camino. De hecho, aunque no se grabó la toma, el Toyota fue y volvió por el mismo camino de barro haciendo todo el recorrido a la inversa y nunca dio síntomas de quedarse atascado.
Otro dato interesante para los amantes del 4×4 es que el primero en entrar fue el Jimny, cuando la pista estaba en mejores condiciones, y cuando entra el Land Cruiser el barro ya está removido y debería ser más difícil avanzar. Hemos ordenado el vídeo al revés por coherencia con el resto de las tomas, pero lo aclaramos por si alguien piensa que el Jimny no pudo avanzar por culpa de las roderas del Toyota, cuando la prueba fue justo al revés.
Pendiente fuerte, deslizante, con cruces de puentes sucesivos
La prueba reina de nuestra selección es una pequeña montaña de tierra en la que se han excavado hasta 3 cruces de puentes sucesivos. La pendiente es mucho más fuerte de lo que muestran las imágenes y podemos decir como referencia que era muy difícil subirla a pie y habría sido imposible hacerlo en una bici de montaña, por ejemplo.
Esta es una prueba muy dura para la capacidad de tracción, de lo más difícil que le puedes poner delante a un 4×4. En ella, utilizamos el Crawl Control (control de avance lento autónomo) del Land Cruiser que sube con total autoridad, manteniendo la trayectoria recta y una velocidad constante sin aparente esfuerzo mecánico. El motor se mantiene muy bajo de vueltas y apenas se percibe intervención del control de tracción. Desde dentro, el ascenso es tan fácil y tan automático que resulta incluso aburrido.
En el Jimny las cosas cambian bastante. Los diferenciales abiertos envían par de giro a las ruedas que sucesivamente van quedando en el aire y el control de tracción es mucho más reactivo, esperando varios segundos antes de actuar y generando una situación mucho más dramática. Cuando por fin coge tracción, lo hace de forma brusca y el coche tiende a girarse sobre su eje vertical, haciendo muy difícil el ascenso en línea recta y dando la sensación al conductor de que hacen falta «manos» para lograrlo.
En este caso la eficacia del Toyota es apabullante y no tenemos más remedio que darlo como ganador, pero hay que reconocer dos cosas: el Jimny también subió (dando algunos botes, girando sobre sí mismo y obligando a trabajar al conductor) y el ascenso en el Suzuki fue mucho más divertido y entretenido, con presencia de alguna dosis de adrenalina, lo creáis o no, en momentos puntuales.
Control de descensos
La última prueba es el descenso de la misma pendiente que acabamos de subir con ambos coches. Los cruces de puentes dejarán ruedas en el aire sucesivamente, en este caso en frenada, y pondrán a prueba la eficacia del sistema.
En el caso del Toyota la técnica es la misma que al subir: conectamos el Crawl Control, seleccionamos una de las 4 velocidades disponibles y dejamos que el coche haga todo solo. Así de fácil, así de eficaz, el Land Cruiser desciende lentamente y transmite a su conductor una total sensación de control y seguridad sin el más mínimo sufrimiento.
Por su parte, el Suzuki Jimny cuenta con un control de descenso calibrado para una velocidad mayor y desde luego no es tan progresivo como el del Toyota. La sensación es que deja caer el coche entre los puntos de apoyo y frena de forma brusca cuando encuentra agarre, con lo que se parece más a una montaña rusa.
Hicimos tres bajadas diferentes con el Jimny: control de descensos en punto muerto, que sería la forma natural, control de descensos con primera y reductora (por si así era más suave y controlado, pero no lo fue) y finalmente con reductora y freno, desactivando el control de descensos. Curiosamente fue con reductora y freno con la que conseguimos el descenso más controlado (no hay imágenes porque la comparación era entre controles electrónicos), pero es extraño que un control automático no consiga mejorar a un ser humano pisando un pedal, sobre todo cuando se supone que para bajar este tipo de pendientes es mejor no tocar los pedales.
Conclusiones
Los resultados de la comparativa están claros, prueba por prueba, pero nos falta una conclusión general acerca de cada coche. Vamos a resumir un poco lo visto hasta aquí.
Toyota Land Cruiser: el objetivo no era comprobar sus capacidades, que ya conocíamos de sobra, sino mostrar el comportamiento de uno de los mejores todoterrenos del mundo como referencia para medir hasta dónde llega el Jimny. Aún así, nos ha demostrado una vez más que cuenta con cualidades sobresalientes para la práctica del off-road llegando a unos niveles de eficacia apabullantes que hacen su conducción sencilla a la vez que imparable. Sólo sus cotas, su maniobrabilidad y la falta de emociones, canceladas por los automatismos presentes, ponen un punto levemente negativo a un todoterreno impresionante que se ha mostrado imparable.
Suzuki Jimny: este pequeño juguete nos ha demostrado que es un todoterreno de primer nivel, un auténtico 4×4 de pies a cabeza con el que afrontar cualquier obstáculo, por difícil que sea. Para ser perfecto le faltaría únicamente un diferencial trasero de deslizamiento limitado como el del Toyota, un elemento que restaría dramatismo, ahorraría frenos y volvería aún más eficaz a este pequeño gigante del 4×4 sin tener que confiar al 100% en el control de tracción.
Por lo demás, la diversión al volante, unas cotas increíbles y una sensación de solidez a toda prueba lo convierten en un coche altamente recomendable para aquellos que buscan un todoterreno auténtico de verdad para echarse al monte con todas las garantías. Que se enfrente a un coloso de 70.000 € sin el más mínimo complejo y no quede descolgado en ningún momento es una buena prueba de ello.
Si eres aficionado al 4×4 y tienes 20.000 € puedes lanzarte de cabeza porque, efectivamente, hay agua.