No suele ser una buena idea grabarse a uno mismo haciendo según qué cosas al volante. Entre esas cosas están, en primer lugar, comportamientos poco cívicos, como acelerones en pleno casco urbano, derrapes o conducción que exceda los límites de velocidad. Dejando a un lado aquellas personas que se graban y luego lo suben a internet – que merecen un trato especial, por decirlo suavemente – el mero hecho de grabarnos implica que vamos a arriesgar y vamos a comprar papeletas para tener graves problemas. Y para muestra, un botón: se graba haciendo el canelo con un Ferrari 812 Superfast… y sale mal.
En su cabeza posiblemente era espectacular, pero el resultado final ha sido un superdeportivo italiano destrozado, una investigación policial y el escarnio público en internet. Esto último puede haber sido lo más doloroso para el conductor del Ferrari. Todo comienza en Londres, donde un conductor de un Ferrari 812 Superfast se para en un semáforo. Parece haber venido «caliente» y tiene colocado el «manettino» de su superdeportivo en el modo más extremo de todos, el modo que desactiva todos los controles electrónicos de ayuda a la conducción.
Ferrari 812 GTS
No acabo de entender muy bien cuál era su intención, quizá que el coche culeara ligeramente al cruzar el puente de Lambeth, sobre el Támesis. El problema fue que el coche culeó más de la cuenta cuando aceleró a fondo. Estamos hablando de un coche de propulsión con 800 CV atmosféricos, y mucho nervio. Un coche cuyas ayudas electrónicas te hacen sentir el mejor conductor del mundo. Un coche que sin ayudas es una máquina completamente diferente. El resultado no se hizo esperar: una pérdida de control que acabó con el Ferrari estampado contra el lateral del puente.
La pérdida de control fue incorregible, al venir acompañada de un repentino pisotón al freno, en vez de una gradual desaplicación del acelerador. Para más inri, a punto estuvo de llevarse por delante a un ciclista que circulaba por el lado contrario. Los dos airbags saltaron y estamos seguros que la avería provocada ha sido de gran consideración. El motor continuaba arrancado, pero el frontal habrá tenido daños importantes, cuya reparación será extremadamente cara. Como os decíamos, no parece buena idea grabarse haciendo el canelo con un Ferrari en plena ciudad.
Por si fuera poco, la policía está ya implicada, al haber excedido el límite de velocidad – es de 20 millas por hora en el puente – y haber conducido de forma temeraria.
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