Rolls-Royce está sumergida en un gran e importante proceso de reinvención que haga que sus clientes de animen a disfrutar conduciendo. Más sensaciones, más deportividad, mejores reacciones, una apuesta que reduzca las diferencias con su archienemiga Bentley a través de coches con más carácter. La llegada de las series Black Badge junto al Rolls-Royce Wraith fue solo el principio, descubriendo ahora que el nuevo Rolls-Royce Phantom da un nuevo paso en el placer de conducción para convencerte de que les de vacaciones al chófer.
Rolls-Royce Phantom
El nuevo Phantom ya está recorriendo sus primeros kilómetros y las primeras pruebas del modelo ya se están produciendo. Uno de los primeros medios que han tenido acceso al nuevo modelos de Rolls ha sido Carfection que durante unas horas ha podido conducir la nueva berlina de lujo fabricada en Goodwood. Rolls-Royce, con BMW detrás, parece haber conseguido su objetivo, desarrollando una enorme limusina que ahora también puede disfrutarse al volante.
Hasta hace muy poco Rolls-Royce había defendido un enfoque muy claro en tanto a sus vehículos, apostando por un enorme refinamiento y lujo que hicieran de sus plazas traseras el mejor escenario para disfrutar de sus modelos. Sin embargo la firma británica ha decidido romper con esa tradición y aprovechar sus lazos con BMW para mejorar la dinámica de sus nuevos lanzamientos, integrando una puesta a punto que también permita del placer de conducción como conductor.
Este cambio no quiere decir que Rolls-Royce se haya convertido en un fabricante donde sólo primen las sensaciones al volante, nada más lejos de la realidad, sino que a partir de ahora brindará a sus conductores mejores sensaciones para dejar atrás esa figura de coche que siempre es conducido por un chófer. El cambio está claro que es una importante mejora de cara seguir aumentando sus ya buenas cifras de venta, siendo además un importante paso para la llegada de su proyecto más arriesgado, su primer SUV que por el momento conocemos como Rolls-Royce Cullinan.