Con los todoterreno viviendo una edad dorada gracias a modelos como el Land Rover Defender, el Mercedes Clase G o el Toyota Land Cruiser, además de otros tantos como el Jeep Wrangler o el Ford Bronco, que el Grupo Volkswagen haya entrado a formar parte de esta guerra a través de su marca Scout, no hace más que avivar la llama de una categoría que promete seguir dando más modelos de los que seguir hablando.
Aunque en un principio Scout ha nacido bajo la premisa de hacer más competitivo al Grupo Volkswagen al otro lado del charco, el desarrollo tecnológico necesario para su correcto desempeño comercial pone al alcance del consorcio alemán un nuevo abanico de recursos que darán pie, de una manera u otra, a nuevos productos dentro del seno de las distintas marcas del grupo, y del primer resultado de ello ya se ha empezado a hablar, al menos en términos hipotéticos, pero potenciales.
El desarrollo de los modelos de Scouut servirá de base para nuevos proyectos.
Imágenes del Scout Traveler






Y es que, gracias a unas declaraciones del jefe de la oficina técnica de Scout, Burkhard Huhnke, recogidas por esta entrevista de Autocar, hemos sabido que este nuevo desarrollo no solo supone una apuesta estratégica para el mercado estadounidense, sino que también representa una oportunidad para que el Grupo Volkswagen explore un segmento donde actualmente no tiene presencia. «No hay un chasis de largueros en todo el grupo, así que alguien tiene que dar el primer paso», afirmó Huhnke, señalando la importancia de este proyecto como un punto de partida para futuras aplicaciones en otras marcas de la compañía.
Esta plataforma, diseñada específicamente para maximizar la capacidad todoterreno, no solo será utilizada por Scout, sino que podría servir de base para otros modelos del grupo, incluidos potenciales proyectos de Volkswagen y Audi. Llegados a este punto, imaginar un Audi Quattro en forma de todoterreno, con un sistema de tipo EREV bajo su carrocería, empieza a ser algo más posible de lo que en un principio cabría esperar.
La aportación de Rivian a todo esto no sólo es importante, sino crítica.
De hecho, la nueva fábrica de Scout en Georgia ha sido concebida con la flexibilidad necesaria para ensamblar vehículos de otras marcas del conglomerado, lo que permitiría amortizar el coste del desarrollo y expandir la presencia del Grupo Volkswagen en el segmento de los 4×4 más extremos.
Otro punto clave en el que se ha puesto el foco en este proyecto es la eficiencia en el proceso de desarrollo. Huhnke ha destacado que el reto principal es convertir a Scout en «un referente en I+D a nivel global, con un enfoque eficiente en términos de tamaño y costes». Este planteamiento, que busca emular la agilidad de una start-up dentro de una gran corporación, es un aspecto que obsesionó al anterior CEO del consorcio alemán, Herbert Diess, quien fue un testigo atónito del exponencial crecimiento y capacidad de adaptación de Tesla a la distintas circunstancias de cada mercado con sólo tres modelos. Partiendo de una base así, no sólo podrán acelerar la llegada de nuevos modelos y conceptos basados en esta plataforma, sino que se podrán servir de esta experiencia para implementar nuevas ideas y conceptos en la estructura del resto de sus firmas.
Al Grupo Volkswagen le hacía falta, realmente, una base de todoterreno.
Con el apoyo tecnológico de Rivian y el desarrollo de una arquitectura específica para el off-road, el grupo tiene en sus manos una herramienta que le permitiría competir de tú a tú con los grandes referentes del segmento, desde el Defender hasta el Land Cruiser. Ahora solo queda esperar para ver si este ambicioso plan se traduce en un modelo de producción bajo el emblema del alguna de las marcas del Grupo Volkswagen.
En cualquier caso, para acabar, no se espera tener nada en las calles fruto de estas ideas antes de 2030, por lo que mientras tanto hemos de conformarnos con el lanzamiento al otro lado del charco de los Scout Traveler y Terra.
Imágenes del Scout Traveler





