Los coches clásicos son un clásico entre los aficionados a los coches. Y si hay un clásico que sea clásico de verdad, sin duda ese es el Volkswagen Beetle. No obstante, a alguien se le ha ocurrido cambiar su sistema de propulsión por un motor eléctrico y la batería de un Tesla. El resultado lo podéis ver a continuación: se ha convertido en más popular que un Ferrari Portofino.
Volkswagen Beetle eléctrico
No habrá un nuevo Volkswagen Beetle eléctrico. O al menos eso es lo que parece tras la discontinuación de los modelos modernos, que no seguirán el mismo camino que los Golf o Tiguan.
No obstante, el que fuera el coche del pueblo en Alemania, presente todavía en carreteras y garajes de todo el mundo, todavía puede ser el futuro eléctrico en sus versiones clásicqs. Y es que hay quien hace un retrofit y lo convierte en un coche cero emisiones con un sistema de propulsión renovado.
Es el ejemplo de este Volkswagen Beetle eléctrico que integra componentes de nueva generación para convertirse en un coche mucho más eficiente y también mucho más potente. El retrofit ha sido realizado por Blake Rhodes, propietario y fundador de una empresa americana llamada Twisted Voltage LLC, que realiza electrificaciones en Beetles, Porsches y algunos MG.
Motor eléctrico y batería de Tesla
El modelo base es un Volkswagen Beetle del 1962 con una potencia de unos 40 CV y con motor de 1,3 litros refrigerado por aire. Precisamente son estos motores los que presentan más facilidades para su conversión, debido a que comparten muchos aspectos comunes con el motor eléctrico.
No obstante, el motor se ha sustituido por un motor eléctrico Netgain Hyper 9, capaz de ofrecer 121 CV, triplicando así la potencia dle modelo original.
La batería proviene de un Tesla Model S, aunque utilizando solo un tercio de las celdas del original, quedándose en una capacidad de 30 kWh. Hay que tener en cuenta que instalar toda la batería sería imposible, dado el tamaño del vehículo. Concretamente se instalan tres módulos en el maletero frontal, y otros tres módulos bajo los asientos traseros. La batería se obtiene de vehículos eléctricos con pocos kilómetros que han tenido accidentes y han sido considerados como siniestro, siempre tras una prueba a fondo de la propia batería.
Un coche que puede rivalizar con el Ferrari Portofino
La autonomía del coche se va hasta los 160 km, que es una cifra relevante para un coche cuya velocidad máxima ronda los 100 km/h. Lo curioso aun así es que cuenta con un sistema de marchas. O al menos algo similar. Es posible conducir en modo completamente automático, pero también es posible bajar a segunda marcha en desplazamientos urbanos o subir a cuarta marcha si se sale a carretera. Cambia el comportamiento del motor ligeramente.
Muchos de los acabados del vehículo están realizados a mano, y se ha dado una especial importancia a ocultar los cables para que el aspecto del vehículo siga siendo idéntico al original. El peso del coche crece hasta algo más de 800 kg, pero la mejora en potencia lo compensa.
El coste del retrofit es de algo más de 50.000 euros, e incluye motor, batería, y discos de freno para las cuatro ruedas. Pero el coste vale la pena. Precisamente es el propio Rhodes el que explica que tras aparcar el Volkswagen junto a un Ferrari Portofino, el propietario de este último le dijo que todo el mundo pasaba de largo para ver el clásico renovado.