Muchas son las voces que consideran que la imposición de los impuestos de importación a coches eléctricos procedentes de China es el camino incorrecto para la industria del motor en Europa. Especialmente la que proviene del país que potencialmente podría salir peor parado, ya de por sí afectado por el estado actual con 2 millones menos de coches matriculados anualmente desde el 2019 previo a la pandemia.
Las marcas de Alemania se manifiestan en contra de las medidas a coches eléctricos de China
Tanto Volkswagen como BMW y Mercedes-Benz se opusieron firmemente ante estos impuestos que acabaron aprobándose por parte de los estados miembros de la Unión Europea el pasado 4 de octubre. Sucede que los tres fabricantes obtienen de China un tercio del total de sus ventas a nivel global, pudiendo esto tener repercusiones directas – sobre todo para sus vehículos a partir de cierta cilindrada, además de los que fabrican en suelo chino.
A cambio de esos aranceles, con un máximo del 45% para marcas que no colaboraron en la investigación (caso de SAIC, dueña de MG), se temen represalias por parte de China. Ya sean aranceles a coches importados a partir de una cilindrada determinada o con una investigación similar a productos procedentes de Europa, como la carne de porcino de España.
«La votación es una señal fatal para la industria automotriz en Europa. Lo que necesitamos ahora es un acuerdo rápido entre la Comisión Europea y China para prevenir un conflicto comercial en el que nadie salga ganando. El hecho de que Alemania votase en contra de los impuestos de importación es una señal importante y eleva las probabilidades de que haya un acuerdo negociado» afirmó Oliver Zipse, CEO de BMW.
«En vez de aranceles de castigo deberíamos darnos créditos para inversiones. Para los que invertimos, creamos empleo y trabajamos con empresas locales debería haber beneficios en impuestos», aseguró Oliver Blume, CEO de Volkswagen, al periódico alemán Bild am Sonntag (Reuters). «Podrían ser particularmente arriesgadas para la industria alemana, pues podríamos tener desventajas en el mercado chino. Por eso estamos tan en contra», añadió Blume (Automotive News Europe).
Pequeños resquicios posibles a falta de menos de un mes para que entren en vigor
Como es de esperar, también los fabricantes chinos afectados directamente por los aranceles se han mostrado descontentos, siendo el caso tanto de MG como de Geely, propietaria de Volvo, Polestar, Lotus, Zeekr y, junto con Mercedes, de Smart. Ahora bien, queda todavía un resquicio, en principio: esas soluciones alternativas de las que hablaba la Comisión Europea que se podían dar entre ambas partes de manera paralela, siempre y cuando estuvieran de acuerdo a los principios de la Organización Mundial del Comercio.
Estas medidas entrarán en vigor a partir de este mes de noviembre con un periodo de vigencia de cinco años. La propuesta de Blume tendría cabida solamente en el escenario de que se previera una especie de gravamen a esos impuestos por invertir en Europa y crear empleo – la normativa definitiva referente a estos aranceles debe publicarse como muy tarde este 30 de octubre.