Podría decirse, sin incurrir en ningún exceso de condescendencia con el fraude cometido y asumido por Volkswagen, que los clientes de Estados Unidos están siendo recompensados con creces, y justicia, como para estar satisfechos con la solución que les ha ofrecido el fabricante. Recordemos que Volkswagen está ofreciendo en Estados Unidos, según el modelo, diferentes opciones, que van desde la solución técnica del problema y una indemnización, a la recompra del automóvil con una compensación extra para evitar demandas posteriores. Pero parece que eso no era suficiente para muchos clientes, que están liberando su ira con los coches que entregan en el concesionario para su devolución, o que incluso han hallado la posibilidad de hacer negocio con algunas de sus piezas. ¿Por qué están destrozando sus Volkswagen antes de entregarlos para su devolución?
Contaban en Jalopnik que en Reddit, y multitud de foros, están proliferando entradas acerca de destrozar los TDI y de desmontar algunas de sus piezas. Como decíamos al comienzo, existen dos motivaciones posibles, la de dañar aún más al fabricante, para evitar que el coche pueda tener alguna salida – si es que las autoridades se lo permitiesen – y la de obtener beneficios extra vendiendo piezas de desguace.
El resquicio al que se agarran los clientes que optan por esta solución, que imaginamos serán los menos, es la declaración del acuerdo firmado con la EPA en la que como única condición se establece que el coche esté «operativo». Es decir, que no haya sido desmontado, que no haya sufrido inundaciones, desastres naturales o siniestros graves. Sin retrovisores, sin parachoques, sin faros, ni pilotos traseros, un Volkswagen sería técnicamente «operativo» y por lo tanto así podría procederse a su devolución.
En los foros muchos clientes ya están compartiendo información acerca de cómo desmontar ciertas piezas, buscando potenciales compradores interesados en ellas, e incluso plasmando su experiencia desmantelando su coche antes de la devolución. La clave de la entrega está en que el vehículo pueda desplazarse por sus propios medios, es decir, mediante su motor TDI.
Para aquellos que busquen en la destrucción y desmantelamiento de su vehículo una garantía extra de que este no acabará de nuevo en la calle probablemente todo el proceso sea innecesario. Tal y como ya comentábamos acerca de la recompra de los TDI afectados en Estados Unidos semanas atrás, las posibilidades que tienen estos coches, y Volkswagen para recuperar parte de su valor, son muy limitadas. Las autoridades no permitirán que estos coches regresen al mercado y al parque de automóviles de Estados Unidos, aunque se solucione técnicamente el fraude. Los vehículos serán muy probablemente achatarrados. Y la única posibilidad que cabría de que algunas de sus piezas sean reutilizadas, y vendidas como componentes de desguace, sería que estas no tuvieran que ver con los sistemas de control electrónico, ni los dispositivos anticontaminación del coche.
Incluso en este último escenario cuesta imaginar que Volkswagen vaya a poder obtener un elevado rendimiento de los coches recomprados, si tenemos en cuenta la cantidad de vehículos con la que tendrán que lidiar y el exceso de ofertas de piezas rescatadas que inundaría el mercado de desguace.
En Europa, mientras tanto, donde las autoridades han sido más comprensivas con Volkswagen, y las normativas de emisiones cuyo cumplimiento traspasó el fraude no son tan exigentes, la marca alemana sigue trabajando en las soluciones técnicas pertinentes para conseguir que sus coches cumplan con el nivel de emisiones para el que fueron homologados.
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