Tras el estudio alemán que planteaba que un diésel contamina menos que un eléctrico y que, como ya os contábamos, incurría en numerosos errores, Volkswagen ha querido comparar las emisiones de sus diésel y sus eléctricos. Para ello, y sin necesidad de profundizar en muchos temas, Volkswagen ha comparado las emisiones de un Volkswagen Golf diésel y un e-Golf, su homólogo eléctrico, llegando a una conclusión, que a lo largo de su vida un eléctrico emitirá menos CO2 que un diésel, pero también apuntando en qué procesos el eléctrico es más contaminante y, por lo tanto, hay un mayor margen de mejora para reducir emisiones.
Las emisiones del diésel a lo largo de su vida útil
Volkswagen estima que, a lo largo de su vida útil, un Volkswagen Golf TDI emite 140 g/km de CO2. Para ello, Volkswagen tiene en cuenta unas emisiones medias durante su uso de 111 g/km de CO2, a las que habría que sumar los 29 g/km de CO2 que estiman del proceso de producción de un automóvil. Para llegar a esta última cifra, Volkswagen estaría considerando una vida útil del coche de 200.000 kilómetros.
Del diésel al eléctrico
Volkswagen Golf
En cuanto a su eléctrico, un Volkswagen e-Golf, estimarían unas emisiones a lo largo de su vida útil de 119 g/km de CO2. Para ello, y teniendo en cuenta la generación energética en la Unión Europea, habrían calculado que durante su uso un eléctrico emitiría 62 g/km de CO2. Aquí ya nos percatamos del primer problema y, sobre todo, el primer aspecto a mejorar para que el coche eléctrico consiga reducir aún más su impacto, que el mix energético se vaya decantando, cada vez más, por la generación con renovables.
Pero no es menos interesante el hecho de que buena parte de las emisiones generadas en todo el proceso de construcción y utilización de un coche eléctrico provengan, precisamente, de su construcción. Volkswagen ha estimado que, en el periodo de 200.000 kilómetros de vida útil, el eléctrico debería imputar unas emisiones de 57 g/km de CO2 como consecuencia de las emisiones generadas en su fabricación. Volkswagen cita precisamente a la producción de baterías, por el proceso de extracción de materias primas, como uno de los procesos más costosos a nivel energético.
De ahí que sea tan importante buscar una segunda vida, un aprovechamiento, para las baterías de los coches eléctricos al final de su vida útil. Volkswagen ya está trabajando en el reciclado de baterías, pero no espera que el volumen de reciclaje de baterías sea significativo hasta finales de la próxima década.
En definitiva, es relativamente sencillo constatar que a lo largo de toda su vida útil, e incluyendo el proceso de fabricación, un eléctrico debería ser en términos generales menos contaminante que su homólogo diésel. Pero también que la balanza puede decantarse del diésel en ciertas situaciones, por ejemplo si la energía empleada por el eléctrico proviene de fuentes muy contaminantes, como las plantas que generan electricidad mediante la combustión del carbón. Es de vital importancia que la transición hacia el coche eléctrico llegue acompañada hacia una transición energética, hacia fuentes de generación limpias.
Por otro lado, también es importante entender el proceso de fabricación de un automóvil, especialmente el eléctrico, y el coste energético y medioambiental que implica producir baterías. Optimizar el proceso, avanzar en el desarrollo de baterías, y buscar una segunda vida para estas, es vital para reducir aún más el impacto de los coches eléctricos.
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