Para la industria europea del automóvil no corren precisamente los mejores tiempos. En este 2024, la acumulación de varios años sin que remontasen los niveles de demanda previos a la pandemia, unida a la competencia china en modelos baratos eléctricos, la deceleración de las matriculaciones tanto en eléctricos como en híbridos enchufables y el impacto en las fábricas ha pasado factura. Incluso al mayor fabricante de todo el Viejo Continente.
Volkswagen publica su rentabilidad operativa más baja desde la pandemia
El Grupo Volkswagen ha publicado sus resultados del tercer trimestre de 2024, siendo no del todo positivos. Aunque los ingresos por ventas son similares, el resultado operativo es de 2.855 millones de € frente a los 4.894 millones
del mismo cuatrimestre de 2023. Esto supone una caída hasta el 3,6% de rentabilidad operativa antes de extraordinarios, mientras que en el acumulado del año este dato es del 5,4% frente al 6,9% de los primeros nueve meses de 2023.
Este descenso es más acentuado si tenemos en cuenta que en el balance de mitad de año (es decir, el del segundo cuatrimestre) venían de una rentabilidad operativa del 7,1%. Este resultado operativo, según Volkswagen, se debe tanto a los resultados de marcas Core, unos 2.200 millones de € destinados a reestructuración y el aumento de costes fijos así como de introducción de nuevos productos.
Estos resultados vienen después de que se diera a conocer por parte de la jefa del comité de empresa Daniella Cavallo que se está evaluando el cierre de tres fábricas de Volkswagen en Alemania, lo que afectaría a miles de puestos de trabajo (con 300.000 empleados en plantilla sólo en su país de origen). También se están valorando una reducción de sueldo de en torno a un 10% a unos 140.000 empleados como medidas de ahorro de costes.
«La marca Volkswagen registró un margen operativo de sólo el dos por ciento después de nueve meses. Esto pone de manifiesto la urgente necesidad de lograr una importante reducción de costes y un aumento de la eficiencia», declaró el jefe financiero del Grupo Volkswagen Arno Antlitz. Eso sí, desde la cúpula esperan un final de año más positivo con una mejora de volúmenes de ventas tras una caída del 14,6% en el margen de operativo de sus marcas Sport Luxury.
Previsiones reducidas con respecto a 2023, aunque hay optimismo para el último cuatrimestre
Estos números no habían descendido tanto desde el 2020 de la pandemia. Las estimaciones de Volkswagen en lo que respecta a entregas de vehículos para este 2024 a nivel global es de unos 9 millones, una cifra algo inferior a la de los 9,24 millones registrados en 2023. Los ingresos previstos se situarían en unos 320.000 millones de €, por debajo de los 322.300 millones de € de 2023.
Por otro lado, la predicción del resultado operativo para todo 2024 está en unos 18.000 millones de €, lo que correspondería a un resultado sobre ventas del 5,6%. El cash flow neto debería alcanzar los 2.000 millones, incluyendo «la previsión de salidas de efectivo para actividades de fusiones y adquisiciones por un importe de unos 3.500 millones de euros». De esta cantidad, 2.000 millones se destinarían a la joint venture prevista junto a Rivian.
Que sirva como dato el hecho de que el caso de Volkswagen es el gran ejemplo en Europa, pero no el único caso en el que se están produciendo problemas en las factorías por falta de producción o cuestiones de costes. Lo mismo ocurre también con el objetivo de emisiones de CO2 de la Unión Europea, enfrentándose a sanciones de entre 10.000 millones y 15.000 millones de € si no aumenta su cuota de mercado de eléctricos – o, alternativamente, se reduce la producción de coches de combustión.
De hecho, ya se han visto casos de bancarrotas, quiebras y complicaciones en otras empresas del sector afincadas en Alemania. Todas estas situaciones no son aisladas, sino que producen seísmos y efectos mariposa a nivel industrial. Un caso evidente es la quiebra de Recaro Automotive, que a su vez ha paralizado a la cadena de producción de los Ineos Granadier.