El Volvo 240 es considerado uno de los mejores Volvo de todos los tiempos, o mejor dicho, uno de los Volvo más icónicos de todos los tiempos. Un coche de propulsión trasera, de líneas tan cuadriculadas y aerodinámicas como un ladrillo. El Volvo 240 comenzó a fabricarse en el lejano año 1974, y se vendió de forma ininterrumpida hasta el año 1993. Se vendió en multitud de variantes, entre las que se incluía un familiar y una berlina con siete plazas y batalla extendida, diseñada para transfers de aeropuerto. Ahora bien, ¿cuál es la historia tras este Volvo 240 familiar extracorto?
No todos los Volvo 240 fueron fabricados en Suecia, pese a que las instalaciones de Volvo en Torslanda fueran las más productivas. Aunque también se fabricaron en Gante (Bélgica), el último Volvo 240 fabricado en 1993 – el último 240 de todos los tiempos – fue fabricado en Suecia. Era un Volvo 245 de carrocería familiar, que fue entregado a una cliente sueca por el propio CEO de Volvo, Per G. Gyllenhammar. Tras esta ceremonia, y con un carácter extra oficial, otro Volvo 240 fue fabricado. Un Volvo que combinaba una carrocería de tres puertas con una silueta familiar. Un verdadero «shooting brake».
Solo existe una foto del coche en cuestión, rescatada hace unos meses en Twitter. En el coche puede leerse «Tack till VTM» y la frase «Korta Ledtider». Este Volvo 240 fue construido como homenaje a los empleados que durante décadas ensamblaron estos sólidos coches suecos, con el que la marca les agradeció sus «tiempos de producción acortados». Los avances en organización productiva y eficiencia de la cadena de montaje redujeron de forma significativa el tiempo que los 240 tardaban en fabricarse. Hasta el pilar B era como cualquier otro Volvo 240, pero todo cambiaba hacia atrás.
Mejor dicho, tanto como cambiar al completo, perdía el juego de puertas traseras, y empezaba ahí el espacio de carga. El resultado era un curioso híbrido de batalla corta y gran espacio de carga. No sabemos qué fue de este Volvo 240. Es posible que fuera destruido, o es posible que esté en algún oscuro almacén en las instalaciones suecas de Volvo. Pero su simple existencia, y el guiño a los trabajadores que lo construyeron, es ya en sí una historia reconfortante.
Fuente: R&T