En Estados Unidos, la popularidad de los modelos ‘Wagon’ (familiares) no tiene discusión alguna y entre los modelos que dieron vida a este segmento hay un europeo: el Volvo 740 Turbo. Cualquier unidad de este vehículo atraería las miradas del resto de conductores, pero esta lo haría por varias razones: ser el coche que es, haber pertenecido a Paul Newman y contar con un motor que no es el suyo… y que eligió el actor.
Paul Newman, que era un gran aficionado a los deportes de motor, compró este Volvo 740 Turbo Wagon en 1988, tal y como figura en la documentación facilitada por Bring a Trailer: la web que se encargará de subastarlo. Entre todo el papeleo destaca la documentación del fabricante, una copia del título de propiedad del actor, el registro de su mantenimiento y el anuncio de la venta anterior que tuvo lugar en 1997.
El motor que eligió Paul Newman
El Volvo 740 Turbo Wagon salió de la fábrica con un motor de 2.3 litros, que entregaba 162 CV y tenía un par máximo de 264 Nm. Estas prestaciones no eran suficientes para el actor, que hizo algunas modificaciones para mejorar su rendimiento. Sustituyó esa mecánica por un V6 turboalimentado de 3.8 litros procedente de un Buick GNX, que elevaba su potencia hasta los 320 CV. Su pareja de baile es una caja de cambios manual de cinco velocidades firmada por Borg Warner, que pertenecía a un Pontiac Firebird.
Para poder manejar esa potencia, que iba directa a las ruedas traseras, Paul Newman hizo más mejoras al Volvo 740 Turbo Wagon: añadió un sistema de escape personalizado y mejoró la refrigeración. Rebajó la altura del coche unos cinco centímetros, instaló unos amortiguadores Bilstein, muelles rebajados IPD y barras estabilizadoras. El único inconveniente es que tiene una fuga de aceite.
Algunos desgastes
Todo esto está envuelto en una carrocería que luce un discreto kit con faldones laterales y unos discretos paragolpes (delantero y trasero). Las llantas de cinco radios están envueltas en unos neumáticos all-season BFGoodrich G-Force Comp-2.
El interior del Volvo 740 Turbo Wagon tiene el desgaste lógico de un coche que ya tiene 35 años: los asientos, por ejemplo, sí necesitan una restauración. El cuadro de instrumentos (que revela 122.310 kilómetros recorridos) y la consola central son los originales, aunque hay otros elementos ‘aftermarket’ como el medidor de presión del turbo. En el maletero hay un par de asientos plegables instalados en el sentido contrario a la marcha.
Lo cierto es que el coche está en buenas condiciones y quien se convierta en el nuevo dueño de este Volvo 740 Turbo Wagon no sólo tendrá un coche divertido de conducir, también poseerá una pequeña parte de la historia de Paul Newman, puesto que, durante el tiempo que lo tuvo, fue su coche de diario.