Lo comentábamos hace unas semanas: los coches eléctricos de General Motors y Ford usarán la red de cargadores de Tesla como propia, empezando por Canadá, Estados Unidos y México. Sin embargo, estos grupos automovilísticos no eran, al parecer, los únicos que estaban interesados en estandarizar sus sistemas para aprovecharse de la vasta, fiable y avanzada infraestructura de recarga de la empresa de Elon Musk. Pocos días después de que surgiese la noticia en cuestión, Rivian anunció que se unirá a los otros dos gigantes a partir de 2025.
Pues bien, recientemente, Volvo también ha comunicado lo propio para el mercado norteamericano, asegurando que sus BEV de nueva generación podrán hacer uso de 12.000 supercargadores de Tesla desde ese mismo año, luego apenas quedan 18 meses para que tenga efecto. En otras palabras, esto significa que los inminentes EX30 (SUV compacto) y EX90 (SUV familiar) llevarán instalado un puerto de carga compatible con las mangueras de los terminales de alta potencia desarrollados por la corporación estadounidense, convirtiéndose en la primera compañía de origen europeo que lleva a cabo algo así.
Aunque tanto Rivian como Volvo llegarán con un año de retraso sobre los planes de GM y Ford, cabe decir que estas últimas empresas requerirán necesariamente de una especie de adaptador para comenzar a operar de este modo ya en 2024, generando una ventaja competitiva al poder prescindir de los enchufes tipo CCS «Combo». En sus notas de prensa, sendas marcas se han mostrado entusiasmadas con sus respectivos acuerdos con Tesla y con la posibilidad de utilizar una red de carga rápida sin tener que crear apresuradamente una individual. Pero, ¿veremos un hito similar en Europa?
Estas colaboraciones tienen dos consecuencias. Por una parte, la electrificación del parque móvil americano podría sufrir una gran revolución al reducirse las barreras de entrada a esta clase de movilidad para un gran número de conductores y/o clientes. Por la otra, Tesla podría pasar a tener una nueva línea de negocio, tanto o más grande que la fabricación y venta de vehículos, pues pasaría a crear nuevos puntos de recarga a fin de contar con la mayor infraestructura del planeta y lucrarse con el comercio de la electricidad. De hecho, sus acciones no han parado de subir.
Varias firmas del grupo Stellantis no quieren «perder el tren» y se interesan por el NACS
La adopción del «North American Charging Standard» de Tesla en detrimento del más común «Combined Charging System» no acaba en Volvo Cars, que avanza velozmente hacia la plena electrificación de su gama de productos antes de 2030. La mayoría de las marcas estadounidenses de la multinacional Stellantis están comenzando a mostrar mucha inclinación por los movimientos de su competencia en cuanto a sus pactos con Tesla y el uso de sus supercargadores, un interés súbito que se traduce en miedo por quedarse rezagados en la carrera por el coche eléctrico para las grandes masas.
Es por ello que en Dodge, Chrysler, Jeep y RAM ya se encuentran evaluando seriamente si establecer una nueva asociación (la enésima) con la empresa de Musk a fin de beneficiarse también de su red, sencilla al tiempo que extensa y madura. “Nuestro objetivo es brindar al consumidor la mejor experiencia de carga posible. En el futuro, Free2Move Charge ofrecerá soluciones fáciles y sin inconvenientes, ya sea en el hogar o en la carretera, a través de asociaciones con proveedores. Pero en este momento nos hallamos valorando las ventajas del estándar NACS”, afirman desde la matriz.