Son tiempos convulsos para el diésel. No sabría si atreverme a decir aciagos, pero cuanto menos están siendo agitados, tiempos en que no deja de haber noticias con idas y venidas respecto al futuro del diésel. El nivel de contaminación atmosférica de las grandes ciudades es cada vez más preocupante y los diésel tienen buena culpa de ello, y el escándalo del dieselgate de Volkswagen ha resultado decisivo para que toda la industria del automóvil se replantee el futuro del diésel. Una situación en la que algunas marcas como Renault están decidiendo abandonar paulatinamente los propulsores de gasóleo, mientras que otras como BMW seguirán apostando fuerte por los motores diésel de todos los tamaños. Volvo también ha tomado una decisión al respecto y, sí: dirá adiós a los motores diésel. Pero, ¿por qué abandonar una forma de propulsión que estrenó una generación de motores hace poco más de tres años?
Volvo presentó a finales del año 2013 su familia de motores modulares DRIVE-E, dos bloques de cuatro cilindros y dos litros de cubicaje que actualmente copan la gama de la marca sueca. Con potencias de entre 120 y 306 CV, esta generación de propulsores nació ya con la idea de acoplarse a sistemas de propulsión híbridos. Estaban desde su nacimiento destinados a la reducción de emisiones en la gama de Volvo. Y es que las normativas anticontaminación son (y serán) cada vez más estrictas.
Volvo dice adiós al motor diésel: demasiado caro seguir intentando reducir sus emisiones
En este sentido apunta la decisión de Volvo de no continuar desarrollando propulsores diésel una vez que acabe la vida comercial de los DRIVE-E. Según la marca, esto no ocurrirá hasta dentro de unos seis años. Hasta ese año, Volvo seguirá desarrollando y produciendo motores diésel; una vez acabe el ciclo comercial de los DRIVE-E, Volvo abandonará los diésel para centrarse en la hibridación de gasolina y los coches eléctricos.
Según declaraciones del CEO de la marca, Hakan Samuelsson, al periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, Volvo dejará de fabricar motores diésel debido al alto coste que supone seguir investigando y desarrollando tecnologías suficientes para cumplir con la reducción de óxidos de nitrógeno. Estos gases son los que Volkswagen intentó con más ahínco ocultar haciendo trampas a la hora de la homologación; según la Unión Europea, en circulación real los coches que cumplen la normativa Euro 6 emiten entre cuatro y cinco veces más (alrededor del 400%) óxidos de nitrógeno de lo que se mide en el laboratorio.
Con la producción de la actual familia de motores diésel estimada hasta 2023, una vez superado ese punto el balance entre inversión y reducción de emisiones no merecerá la pena, según Samuelsson. Consecuencia de lo anterior, el precio de los coches diésel aumentará hasta el punto de que, en opinión de Samuelsson, hará mucho más atractivos a los híbridos enchufables y a los eléctricos puros (que en la actualidad son, por lo general, considerablemente más caros que los de combustión convencional).
Para poner en perspectiva cómo puede cambiar el mercado de Volvo, sirva el siguiente dato: el 90% de todos los XC90 vendidos en Europa montan un diésel bajo el capó. Para adaptarse a los cambios que se avecinan, Volvo ya prepara su primer coche eléctrico puro, que llegará en 2019.
Fuente: Automotive News Europe
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