Normalmente, cuando pensamos en Volvo clásicos, no pensamos en todoterrenos. Como mucho, algún petrolhead de pura cepa quizá se acuerde de algunos camiones off-road que su división de vehículos pesados comercializó el pasado siglo. La relación de Volvo Cars con el todoterreno se limita a su gama de todocaminos, que nació con el Volvo XC90 hace algo más de 20 años. Sin embargo, Volvo pudo haber lanzado en los años setenta un indestructible y eterno 4×4. Un coche que hubiera tenido un par de cosas que decirle al Toyota Land Cruiser.
El proyecto nació a principios de los años setenta, en la misma época en la que legaron al mercado coches como los Volvo 240. El proyecto fue ideado por el propio Pehr Gyllenhammar, que fue CEO de Volvo entre los años 1970 y 1994. Su idea era «crear un vehículo robusto para África y países en vías de desarrollo». Aquél proyecto no salió adelante, pero en un universo paralelo, podría haber cambiado para siempre la historia de Volvo, convirtiendo al fabricante sueco en una marca especializada en todoterrenos al estilo de Jeep.
El diseño de este vehículo fue cortesía de Gunnar Falk, el jefe de diseño de Volvo en la época. Décadas después, salen a la luz los bocetos de Falk, y muestran un vehículo bastante pintoresco. Un vehículo de tres puertas y líneas rectas. Voladizos cortos, gran altura libre al suelo y una rueda colgada del portón trasero indicaban un claro enfoque todoterreno. Las cotas todoterreno de este vehículo también parecían excelentes. El diseño revela una línea lateral curiosa, con una estructura de doble cristal para las puertas delanteras.
En aras de la seguridad, el pilar B parece fijo, mientras que la parte trasera del coche parece desmontable – algo muy común en los todoterrenos de la época. El uso de paneles planos también habría repercutido en bajos costes de reemplazo y reparación de sus piezas de carrocería. El frontal habría contado con una calandra similar a la de los Volvo de la época, con el característico emblema diagonal de la marca. De lo que no hay pista alguna es de las motorizaciones o el esquema motriz del vehículo.
Queda claro que equiparía un sistema conectable de tracción total, pero desconocemos si Volvo hubiera creado un todoterreno monocasco, o habría optado por una solución más sencilla, con un chasis de largueros y travesaños. En Autoblog afirman que el coche habría sido un todocamino, pero en los años setenta, los todocaminos eran todoterrenos puros – si los vemos desde el actual prisma. Sea como fuere, Volvo optó por no materializar este proyecto. No sabemos las razones, pero imaginamos que responden a cuestiones de coste-beneficio y la escala del proyecto.
El mercado de África y los países emergentes lleva décadas dominado por los todoterreno asiáticos, especialmente Toyota.
Bocetos del todoterreno puro de Volvo