¿Qué busca un petrolhead de pura cepa en un coche deportivo? Ligereza, un motor atmosférico, una caja de cambios manual y sobre todo, una experiencia de conducción divertida y emocionante. Si en la ecuación podemos sumar un coste de mantenimiento bajo y un consumo contenido, tenemos papeletas de estar ante el coche perfecto. El emprendedor británico Robin Wells comenzó en 2014 a desarrollar el coche petrolhead perfecto, y el resultado se llama Wells Vertige. Acaba de ser presentado en el Goodwood Festival of Speed 2021.
El Vertige tiene un precio de 40.000 libras esterlinas y es un biplaza de motor central. Es un coche mucho más barato que un Porsche 718 Cayman o que un Alpine A110, y sin embargo, es tan rápido como estos. Este pequeño coupé de apenas 4,00 metros de longitud está construido sobre una plataforma monocasco, sobre la que se monta una carrocería de material compuesto, sujeta en un armazón tubular de acero que hace las veces de jaula antivuelco. Es más estrecho que muchos coches coetáneos, con una anchura de solamente 1,75 metros.
Pero sobre todo, es un coche mucho más ligero. Solamente pesa 850 kilos en orden de marcha, y es ahí donde está su verdadera razón de ser. Gracias a un peso tan bajo, no necesita unos frenos enormes, y sus llantas de 17 pulgadas están calzadas con unos sencillos Michelin Pilot Sport 4 en medidas 205/45 ZR17. Su motor de 2,0 litros es un atmosférico de origen Ford, posiblemente un motor de la familia Duratec – una estirpe de atmosféricos, que desde los años noventa han pasado por varios Ford con apellido ST, y no pocos Caterham Seven. Está montado en posición central transversal.
En el caso del Wells Vertige, desarrolla 211 CV, y transmite su potencia al tren trasero a través de una caja de cambios manual de seis relaciones bien cerradas. Sobre el papel, este coche acelera de 0 a 96 km/h en solo 4,8 segundos y tiene una velocidad punta de 225 km/h. La aproximación de Robin Wells a la conducción de este coche es muy purista: no tiene dirección asistida y los recorridos del cambio son tan cortos como los de un Mazda MX-5. La suspensión es completamente ajustable, tanto en caída como en avance.
El habitáculo es quizá la parte que da más sensación de «coche artesanal». Los acabados no parecen excelentes y el equipo de infotainment de aftermarket no está muy bien integrado. Por fortuna, el diseño exterior del coche, de regusto clásico y formas orgánicas, lo compensa con creces. La entrada al habitáculo mediante puertas de apertura vertical da un toque de frescura a la experiencia. Como es lógico, este coche de limitada tirada será vendido solamente en Reino Unido, último bastión europeo de los coches divertidos y apasionantes.