Para muchos de los que hacemos Diariomotor, los años ochenta y noventa son considerados una época dorada para los superdeportivos y deportivos. Coches en los que un diseño extravagante – y arrebatador, no todo eran los habituales excesos – se daba la mano de una dinámica sin parangón hasta la fecha. No cuesta demasiado imaginarse a un joven Valentino Balboni, con sus incombustibles Ray Ban, atronando la campiña italiana con un Lamborghini Countach LP5000. En el vídeo que hoy os traemos, titulado «Wolf of the Autostrada», los mejores supedeportivos de una época repleta de excesos vienen acompañados de algunos de los personajes más icónicos de la época.
El vídeo arranca con una reunión de todos los superdeportivos, y sus respectivos conductores. Y menudo plantel. En primer lugar tenemos entre manos un explosivo RUF CTR Yellowbird – el mismo «pájaro» de color amarillo que protagonizó estos vídeos incendiarios – conducido por el famoso probador de la marca, Stefan Roser «Der Professor». A continuación el piloto de competición Mirko Venturi «Scarface» nos recibe en su precioso Ferrari Testarossa de doce cilindros. Sam Hancock es otro famoso piloto, y su carácter británico es el complemento perfecto al precioso Aston Martin V8 Vantage que pilota.
El plato fuerte es el Lamborghini Countach en el que se presenta un Valentino Balboni – apodado perfectamente como «The Lamborghini Whisperer», «el hombre que susurraba a los Lamborghini» – caracterizado como un gángster de los años 80. La historia de este corto es un tanto irrelevante – ¿desde cuando necesitamos una excusa para ver rodar a coches tan especiales? – pero la ambientación es prácticamente perfecta a nivel visual y sonoro. Todos los coches protagonistas son conducidos a ritmos altos en carreteras cortadas, y hay un par de escenas francamente cómicas con Balboni como protagonista.
Me encanta cuando Venturi roba a punta de pistola el Lamborghini a Balboni, que a continuación arregla el Ferrari averiado y sale quemando rueda. Si alguien hiciera una película completa de este estilo, iría sin dudarlo a verla al cine. En verdad, el corto es una especie de anuncio para Kidston, un concesionario de vehículos clásicos de lujo. Vehículos que superan habitualmente las siete cifras, y que en este vídeo son conducidos al límite por pilotos muy experimentados.