La electrificación de la industria del automóvil es un proceso que parece ya imparable. Al fin y al cabo, en regiones como la Unión Europea los vehículos con motores a combustión ni siquiera van a poder comercializarse a partir de 2035, aunque muchos fabricantes han anunciado ya su intención de abandonar estas tecnologías unos cuantos años antes. Es el caso de Volvo, cuyos últimos lanzamientos están impulsados únicamente por electricidad. Ahora, anuncia el abandono del diésel… de manera casi inmediata.
Volvo parece tener muy clara la hoja de ruta que debe seguir para convertirse en uno de los fabricantes de referencia en el mundo del automóvil. Ya desde hace un tiempo inició un camino claro, una reestructuración completa de la mano de su actual propietaria, la gigante asiática Geely, que desde 2010 ha inyectado ingentes cantidades de dinero en la firma sueca con la firme intención de renovarla de principio a fin en un proyecto industrial tremendamente ambicioso.
En los últimos años ha entrado de lleno en un proceso de electrificación muy decidido, de manera que los últimos lanzamientos de la marca ya han sido de manera 100% eléctrica tal y como atestiguan modelos como el Volvo EX90 o el Volvo EX30. A punto de presentar también el que será su primer modelo monovolumen, el Volvo EM90, la marca ha oficializado ahora el adiós a los motores de gasóleo, un hecho que se producirá en apenas unos meses.
Adiós a los Volvo diésel, hola a los Volvo eléctricos
La decisión llevaba muchos meses tomada, pero se ha comunicado de manera oficial durante la Semana del Clima de Nueva York que se celebra desde el pasado 17 de septiembre en la ciudad norteamericana. Según la marca, esta decisión es un claro ejemplo de la velocidad que está tomando la industria automovilística en su transición hacia la movilidad sin emisiones, tanto por parte de los fabricantes como por parte de los potenciales clientes, que cada vez dan más peso a las motorizaciones que por su naturaleza son limpias en cuanto a emisiones locales.
En la actualidad, al menos en España, aún es posible adquirir un Volvo con motorización diésel, algo que podrás seguir haciendo hasta principios de 2024 cuando la marca sueca detendrá la producción de este tipo de motores y se dedicará a liquidar el stock existente. En nuestro país, por tanto, aún estás a tiempo de hacerte con un Volvo impulsado por motores diésel microhíbridos B4 y B5, con 197 y 235 CV respectivamente.
Estos motores, que como siempre están construidos sobre el mismo bloque modular de cuatro cilindros y dos litros que usan también el resto de modelos con motores térmicos de la marca, están disponibles dentro de las familias XC y V en sus carrocerías 60 y 90, aunque hay modelos como el XC40 o el S60 que ya han visto como los motores diésel desaparecían de su oferta.
Por contra, modelos como los Volvo C40 y los mencionados EX30 y EX90 no tienen -ni han tenido nunca- motores ni diésel ni gasolina, de manera que en la actualidad ya hay un importante porcentaje de ventas de la familia sueca que no están aparejadas a ningún motor térmico.
Una tecnología en claro retroceso (comercial)
Parece que los motores diésel no sólo están desapareciendo en Volvo (que anunció hace un tiempo que no tendría motores térmicos en su gama ya en 2030) sino que se trata de un fenómeno global, que afecta a muchos fabricantes. Marcas como Toyota o Lexus han abandonado esta tecnología casi por completo (tan sólo los Hilux y Land Cruiser siguen usando motores de gasóleo) mientras que fabricantes como Renault también están dejando de utilizar motores diésel en su gama de turismos, relegándolos a usos industriales y comerciales.
No se trata de una cuestión limitada únicamente a las emisiones contaminantes, al funcionamiento o al avance de otras tecnologías (aunque se trata de factores que evidentemente afectan) sino que la opinión general de los conductores también ha cambiado, virando hacia tecnologías electrificadas de manera notable. Sirva como dato: en lo que llevamos de año, tan sólo el 13% de los coches nuevos que se han matriculado en nuestro país equipaban un motor estrictamente diésel, una cifra muy baja si la comparamos con el 44% de coches electrificados o con el 42% de coches con motor estrictamente de gasolina.
