La noticia más importante de ayer fue la futura prohibición de la venta de coches de combustión interna en 2040. Aunque aún no está aprobada y su tramitación estará seguramente sujeta a enmiendas y modificaciones, la Ley del Cambio Climático y Transición Energética tiene como objetivo acelerar la transición hacia un modelo de transporte de cero emisiones. En su escenario más ambicioso, se prohibiría la circulación de vehículos de combustión interna a partir del año 2050. Ahora bien, vamos a desgranar uno de los aspectos de esta ley que más afectará a tu día.
Restricciones al tráfico para todos
Una de las propuestas de esta ley consiste en que a partir de 2023, todos los municipios españoles con más de 50.000 habitantes cuenten con una zona de bajas emisiones. En España existen 145 localidades con una población superior a los 50.000 habitantes, y todas ellas tendrán que tener en sólo cinco años una zona de bajas emisiones. ¿Qué es una zona de bajas emisiones? Suele tratarse de la zona más céntrica de una población, en la que se restringe el tráfico y la circulación de vehículos contaminantes. El objetivo es reducir su contaminación, favoreciendo la peatonalización y el uso de medios de transportes limpios.
Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca y Vitoria cuentan a día de hoy con zonas de bajas emisiones, instauradas en el caso de las dos primeras urbes con el objetivo primario de reducir la contaminación derivada de la utilización del transporte privado – tu coche y mi coche, en definitiva. La famosa área Madrid Central es una zona de bajas emisiones, en la que la circulación con coches sin distintivo ambiental de la DGT estará asociada a una multa económica. Las zonas de bajas emisiones no son algo nuevo: en Alemania existen desde hace años, usando un sistema de etiquetas para permitir o prohibir el paso a los vehículos.
¿Véis por donde van los tiros? De aprobarse esta ley, todos los grandes municipios vetarían el paso a los vehículos más contaminantes a sus zonas de bajas emisiones. Previsiblemente, estos vehículos serán aquellos que no disfruten de una etiqueta ambiental de la DGT, es decir, los diésel matriculados antes del año 2006 y los gasolina matriculados antes del año 2000. En un futuro, estas zonas de bajas emisiones podrían solo aceptar a vehículos con etiqueta ECO, o incluso establecer bonificaciones de aparcamiento para los vehículos más limpios. La casuística será amplia, pero va en una dirección clara.
2023 es a cinco años vista, o a poco más de cuatro si es que hablamos de principios del año 2023. De llegar a materializarse, esta medida es ambiciosa y sus repercusiones pueden ser profundas. Especialmente en pequeños municipios rurales donde el transporte privado es indispensable, y en municipios donde el poder adquisitivo no es comparable al de grandes capitales autonómicas. Lo que parece claro es que el abandono de los coches contaminantes parece imparable, y estará articulada en base a una clara desincentivación de su uso. No olvidemos que el Gobierno también aumentará la carga impositiva del gasóleo.