La Comisión Europea acaba de anunciar que los coches eléctricos fabricados en China recibirán un nuevo arancel de entre el 21% y el 38,1% a partir del 4 de julio.
Acabemos con los coches chinos en Europa. Hagámoslo ya. Europa – la Unión Europea – es soberana para decidir qué gravámenes se aplican a los bienes y servicios que se suministran y se prestan en su territorio, por mucho que esta intervención contravenga los principios del libre mercado que rigen entre los socios comunitarios, pero también por los acuerdos y tratados comerciales bilaterales firmados con otros socios internacionales, en este caso China. La Unión Europea es soberana para aplicar un arancel adicional del 21%, del 38,1%, o que haga valer su posición con mayor autoridad y llegue al 100% anunciado por la administración Biden.
Hagámoslo. Asumiendo que este tipo de movimientos suelen ser respondidos en reciprocidad y que la respuesta china no solo podría comprometer los intereses de la industria europea en China, sino también tocar sectores económicos españoles especialmente sensibles a cualquier alteración en las relaciones sinoeuropeas, como la agricultura, la ganadería, o la aviación.
Hagámoslo. Aún siendo conscientes de que ello no va a propiciar que la industria del automóvil en Europa mejore su competitividad internacional, o avance tecnológicamente para hacer frente a China, que ha tomado la delantera ya no solo en la producción de coches eléctricos a precios competitivos, sino también en las tecnologías que se requieren y acaparando suministros y materias primas, de las que también dependen los eléctricos fabricados en Europa.
Hagámoslo. Sabiendo que la industria del automóvil difícilmente va a poder ocupar el espacio que está acaparando el coche chino, en lo que respecta a coches de combustión de precio razonable, pero sobre todo a coches eléctricos avanzados tecnológicamente y a precios inferiores a los de sus alternativas occidentales, en prácticamente todas las categorías y rangos de precios.
Hagámoslo. Recordando que gravando a los coches chinos se pondrán palos en las ruedas de los muchos proyectos de coches eléctricos de fabricantes europeos que han optado por producir sus coches en China, y que ahora se verán comprometidos, de marcas como Dacia, Volvo, Smart, MINI, BMW, o CUPRA.
Hagámoslo. A pesar de las muchas voces, en principio muy alejadas de propiciar cualquier beneficio a las marcas chinas, que ya se están pronunciando en contra, y que van desde los liderazgos del Grupo Volkswagen y Stellantis, hasta el propio canciller alemán Olaf Scholz.
Hagámoslo. A pesar de que los que ahora abogan por esta solución «sencilla» son los mismos que nos han llevado a ella.
Hagámoslo. Aún sabiendo que, de todos los damnificados posibles por esta situación, solo tenemos la seguridad de que en todos los casos habrá un perjudicado, y ese no será otro que el cliente, el conductor.