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La opinión de
Firma de David Villarreal

El fin de los años felices

Panorámica general del Salón de Ginebra, destacando la variedad y diseño automotriz.

Ya han pasado más de tres lustros desde que este humilde comunicador llegase al sector del automóvil y lo hiciera asistiendo al que durante todo este tiempo fue todo un símbolo de la dominación europea en esta industria, y que hoy es también un símbolo de los nuevos vientos que la azotan, y de las incertidumbres que se ciernen sobre ella.

El Salón de Ginebra era, sin duda, uno de los mejores escaparates en los que contemplar el dominio de las marcas europeas, la tecnología, el diseño, el poderío que podía medirse en metros cuadrados de moqueta. Sus homólogos de París y Frankfurt eran también todo un símbolo de la hegemonía oligopolística y, por qué no decirlo, de cierta altanería, de las marcas francesas y alemanas, que en algún momento pudieron creerse invencibles y cuya posición de dominio en el mercado parecía incontestable y eterna. El de Ginebra ejercía en Europa – como en otros muchos ámbitos – una impostada neutralidad.

La última edición de este año, que ahora sabemos también será la última edición en Ginebra de la historia, salvo que en algún momento se reconsidere la decisión de no volver a organizar este evento, constató dos cuestiones: la falta de interés en este tipo de eventos de los fabricantes tradicionales, el aluvión de nuevas marcas asiáticas y su interés por dar a conocer su producto al público europeo.

De los 37 expositores, solo 19 eran fabricantes de coches. De las 23 novedades exhibidas, solo 10 eran europeas. De estas novedades, las únicas de marcas con solera y ampliamente conocidas por los compradores europeos tenían la firma de Dacia y Renault.

La situación actual viene de lejos. Ya hace tiempo que los fabricantes se replantearon el sentido de la ingente inversión requerida por los grandes salones de europeos, y su cuestionable retorno, que comenzaron a dejar de asistir a citas importantes o incluso a apostar por la organización de grandes eventos propios, de marca, o de grupos de marcas.

Desde 2023, el Salón de Ginebra también se celebra en Doha, Catar, la misma localización en la que en 2025 tendrá lugar la próxima edición de este salón que, hasta nueva orden, no regresará a tierras suizas. Parece que un gran evento como este solo puede ser viable con las ingentes inversiones que se están llevando a cabo desde Oriente Próximo, y no solo en el ámbito del automóvil – hablo de fútbol, boxeo, automovilismo y motociclismo e incluso tenis y golf – para atraer la atención internacional y, por qué no decirlo, ejercer eso que llaman poder blando.

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