No hay nada peor que comprar un coche nuevo y temer que este pueda romperse, sufrir averías costosas y, lo que es peor aún, temer que estas averías se repitan con frecuencia. Algunos casos notables, de averías comunes y frecuentes en motores muy populares, a menudo relacionadas con sistemas anticontanimación y con las estrategias seguidas por los fabricantes para crear motores más eficientes y con menores emisiones, definitivamente no han contribuido a aliviar estos temores entre los conductores.
Tampoco lo ha hecho el ruido en las redes sociales, útiles para conseguir que los consumidores unan fuerzas para reclamar su derecho a compensaciones por averías comunes reconocidas finalmente por los fabricantes, pero también para magnificar problemas que, perfectamente, podrían ser puntuales.
Pero hoy voy a romper una lanza a favor de la industria del automóvil y de los fabricantes que venden sus coches en España, que están tratando de vencer esta problemática, y evitar el temor de los compradores, apostando por extensiones de garantías que en algunos casos pueden llegar a los 15 años y los 250.000 kilómetros.
De los 7 años de garantía de KIA, a los 15 años de Toyota
Primero fue KIA, una marca que llegaba a España haciendo suyo el lema de los 7 años de garantía. Una garantía elevada en aquel momento, con la que KIA pretendía salvar cualquier desconfianza de los compradores ante una marca, entonces desconocida, que ha crecido apostando por un concepto de automóvil económico, para convertirse en referente ya no solo del coche de precio razonable, sino también en tecnología, diseño y calidad percibida.
A lo largo del último año han sido muchos los fabricantes que han apostado por un concepto diferente, el de ofrecer extensiones de garantía anuales con la única condición de cumplir con el calendario de servicio, acudiendo al taller oficial para realizar los mantenimientos en los plazos de kilometraje establecido y anualmente. Si el cliente se mantiene fiel a su taller oficial, la marca extiende la garantía de su coche por un año más, por encima de las garantías de fábrica convencionales.
Las garantías se han convertido también en uno de los mejores eslóganes publicitarios posibles. Toyota Relax y sus 15 años de garantía. Tranquilidad Citroën y sus 10 años de garantía. Dacia Zen y sus 7 años de garantía. Y así como KIA hiciera en su día con sus 7 años de garantía, otras muchas marcas chinas recién llegadas a Europa han entendido la necesidad de ofrecer garantías en plazos similares para vencer la resistencia del conductor a comprar un coche de una marca desconocida.
Para una marca como Toyota ya no es necesario trasladar al cliente que son una marca confiable y que sus productos, que por cierto suelen ocupar las primeras plazas en diferentes estudios estadísticos de fiabilidad, no se averían con frecuencia. Aún así, marcas como Toyota apuestan por estas extensiones de garantía que deberían redundar en una mayor tranquilidad para el cliente.
En definitiva, hemos de congratularnos por el valor añadido y la tranquilidad que se está aportando al cliente. Pero también por lo beneficiosa que resulta esta acción para las concesiones y los talleres de la red oficial, que pueden retener al cliente durante más tiempo y seguir prestando servicio a conductores cuyo coche está entrado en años, en un momento en que la competencia cada vez mayor en el sector, el aumento de los costes, y algunas decisiones de las marcas para apostar por un formato de agencia, no se lo están poniendo precisamente sencillo para mantener la rentabilidad de la distribución de automóviles en nuestro país.