Sobrecogimiento es poco, lo que uno siente al observar el devenir de la industria del automóvil. La oleada de nuevas marcas de coches, y nuevos productos que, incluso a nosotros, profesionales de la comunicación del motor, nos resulta difícil identificar, clasificar y recordar.
Puede que mi memoria sea corta. Pero nunca antes habíamos vivido un período de tal agitación. Años en los que se han sucedido diferentes crisis que no se lo han puesto nada fácil, ni a los fabricantes, ni a las redes logísticas y comerciales. Años de incertidumbre ante los cambios legislativos que propiciarán un nuevo paradigma en el que los coches serán eléctricos, o no serán. Años que han culminado en la situación en la que nos encontramos en estos momentos, en que un grupo de fabricantes del Lejano Oriente se han hecho a la Ruta de la Seda para conquistar el mercado europeo.
Hasta hace unos años hubiera sido impensable una irrupción tan intensa de fabricantes chinos. Hoy ya es una realidad. Productos fabricados en China que ya no solo compiten por las gamas de acceso y populares, con productos económicos y modestos de necesidad, que las marcas europeas han abandonado, ya sea por las presiones normativas, las problemáticas que han complicado la producción en los últimos años, o en la búsqueda de mayores márgenes de beneficio, o en una combinación de todas ellas.
Productos fabricados en China que ahora pretenden medirse de tú a tú con las europeas en términos de calidad y, sobre todo, tecnología.
Me decía un buen amigo que los medios estamos dorando demasiado la píldora a las marcas chinas. Lo que me llevaba a hacerme algunas preguntas.
A qué intereses nos debemos en un medio del motor como el nuestro. A los de unos poderes que han propiciado, con sus decisiones, y su agenda, que nos encontremos en este punto. A los de una industria que no ha sabido verlo venir. A los de nuestros anunciantes, que huelga decir mayoritariamente no son chinos. O a los de nuestros lectores, que han comprado, compran, y tendrán que comprar un coche.
Y yo lo tengo bastante claro. Te comprarás un coche chino y serás feliz.
