Los sistemas de inducción pueden ser el futuro de los sistemas de carga de los coches eléctricos. Presentes ya en las cocinas de tu casa, o en los cargadores inalámbricos de tu móvil, pronto podrían ser una realidad en forma de cargadores inalámbricos también para tu coche. El futuro son los cargadores de inducción.
¿Qué es un cargador de inducción? Un cargador inalámbrico
La definición sencilla de lo que es un cargador de inducción podría ser que se trata de un cargador inalámbrico. Es decir, un dispositivo o un sistema con el que podemos cargar una batería sin necesidad de conectar ningún cable.
Eso llevado al mundo de los coches implica el poder olvidarnos de enchufar el cargador para cargar el coche.
¿Qué es la inducción electromagnética?
El cargador de inducción funciona con el mismo principio físico que la cocina de inducción de tu casa.
Una carga eléctrica desplazándose por un circuito eléctrico genera un campo magnético a su alrededor.
A su vez, un campo magnético en movimiento alrededor de otro circuito eléctrico genera una carga eléctrica en este.
¿Cómo funciona un cargador de inducción?
Un cargador de inducción es un circuito eléctrico en forma de bobina –o un alambre enrollado si lo explicamos de forma sencilla–, por el cual circula una carga eléctrica al estar conectado a la red eléctrica.
El receptor de carga es también una bobina o un alambre enrollado que se encuentra dentro del del dispositivo que debe ser cargado.
La electricidad que atraviesa la bobina del cargador genera un campo magnético. Si el receptor –el coche o el móvil– está cerca, ese campo magnético interactúa con la bobina de este, generando por tanto en este una carga eléctrica. Dicha carga llega a la batería y se va almacenando. Así funciona un cargador de inducción.
¿Dónde debe estar un cargador de inducción para funcionar?
Dado que la clave está en que el campo magnético generado por el cargador de inducción interactúe con la bobina receptora del coche, el cargador de inducción debe estar integrado en algún lugar que esté cerca de la bobina del coche.
Por ejemplo, si tenemos una plaza de garaje, el cargador de inducción debería estar ubicado justo en el centro de la misma. De esta manera, al llegar con el coche a nuestra plaza, este podría cargarse de forma automática. Con un sistema de identificación básico, ni siquiera tendríamos que hacer nada para que comenzara la carga, sino que podría estar todo completamente automatizado.
Por supuesto, donde ya hay cargadores de cable públicos podría haber cargadores inalámbricos, como en los centros comerciales, que funcionarían de la misma forma que los cargadores de cable pero sin necesidad de tener que enchufarlos al coche.
Otras opciones de futuro que se han planteado tienen que ver con la instalación de cargadores de inducción en zonas de aparcamiento municipales. En las zonas de aparcamiento regulado de las ciudades podrían ubicarse estos cargadores, de manera que al ocupar dicha plaza y pagar la cuota, podamos también cargar la batería del coche. Y todo ello sin que tenga que hacer dispositivos de carga a la vista y expuestos a vandalismo.
En el futuro también podríamos ver carreteras electrificadas donde el vehículo vaya cargando su batería a la vez que avanza.
Desventajas de los cargadores de inducción para los coches
Cualquier transferencia de electricidad implica no poder transferir al 100% la energía desde el origen al destino. Esto ocurre ya con la carga por cable, y por eso es importante comprar cables y conectores de calidad.
Sin embargo, en el caso de la carga inalámbrica, donde utilizamos la energía eléctrica para generar un campo magnético y donde este a su vez debe interactuar con el circuito eléctrico del receptor, la transferencia de energía es más compleja.
Nunca obtendremos la velocidad de carga inalámbrica que tenemos en la carga por cable, y eso es relevante en un panorama en el que cargar el coche lo más rápido posible es clave.
¿Podemos obtener suficiente velocidad de carga? Sí, pero podemos ir olvidándonos de las cifras de carga rápida obtenidas al conectar por cable.
Los fabricantes tendrían que ponerse de acuerdo
Por otro lado, es necesario también establecer un marco común de sistemas de carga. Los fabricantes de móviles utilizan el estándar Qi. Incluso Apple utiliza el mismo sistema para sus iPhone. Necesitaríamos algo muy similar en el mundo de los coches.
De no contar con un estándar, sería imposible instalar cargadores de inducción en lugares públicos que sean útiles para todas las marcas de coches.
Parece que por fin los fabricantes están unificando criterios a la hora de elegir un enchufe de carga. Sería necesaria una colaboración desde el principio para utilizar un protocolo de transferencia de energía común.
¿Se podrán actualizar los coches?
Y por último, pero no menos importante, tenemos el hecho de que la inmensa mayoría de los coches que hay en el mercado ahora no cuentan con la instalación para poder alimentar sus baterías por carga inalámbrica, lo que dejaría esto como una opción para los coches del futuro.
En el caso de los móviles, donde los usuarios renuevan smartphone cada uno o dos años, eso no ha sido un problema. Pero comprar un coche ahora para que dentro de cuatro o cinco años no pueda utilizar ninguno de los sistemas de carga inalámbrica que se hayan popularizado no es algo ideal.
Todo dependerá de cuánto se popularicen estos sistemas. Incluso de si podrían integrarse a posteriori sistemas de carga inalámbrica en aquellos coches lanzados sin él desde un inicio. Pero todo esto dependerá de cómo evolucione esta tecnología y de cuánto apoyo den los fabricantes a cada uno de sus vehículos. Y en cualquier caso, son obstáculos que plantea esta tecnología de cara al futuro.
