A la hora de elegir un coche es normal analizar toda una serie de factores. Mi suegra decidió que tenía que cambiar de coche porque el que había comprado un par de años atrás no contaba con manetas superiores en el techo para los pasajeros. Sin embargo, hay aspectos que deberían ser más relevantes que otros, como ocurre con el Coeficiente Cx, una característica que la inmensa mayoría no valora, y que influye en el consumo o la eficiencia de un coche.
¿Qué es el coeficiente Cx?
En esencia, el coeficiente Cx es una medida de cuán eficiente es un vehículo al desplazarse a través del aire. También se conoce como coeficiente de arrastre o resistencia aerodinámica. Representa la relación entre la resistencia aerodinámica que un objeto experimenta al moverse en un fluido (en este caso, el aire) y el área frontal expuesta al flujo de aire. En términos más sencillos, es un indicador de cuánto esfuerzo necesita un automóvil para vencer la resistencia del aire a medida que avanza.
Cómo afecta el coeficiente Cx en el comportamiento y el consumo del coche
No es una cuestión baladí. Un coeficiente Cx bajo conduce a una menor resistencia al avance, lo que significa que el motor necesita menos energía para mover el vehículo. Esto resulta en un menor consumo de combustible y, en última instancia, en ahorro tanto para el conductor como para el medio ambiente. Tanto si hablamos de un coche con motor de combustión como si hablamos de un coche eléctrico, el coeficiente Cx es clave. Quizás incluso lo sea más en el caso de los coches eléctricos, donde la autonomía es un factor fundamental.
Por otro lado, una forma aerodinámica reduce la resistencia del aire, permitiendo que el vehículo alcance velocidades más altas con menor esfuerzo. Cuanto más rápido vamos, más relevante es el coeficiente Cx.
Además, un diseño aerodinámico también puede minimizar el ruido del viento que entra en el habitáculo, mejorando la experiencia de conducción y la comodidad de los pasajeros. Si has llevado alguna vez un cofre sobre el techo del coche entenderás cómo un empeoramiento del coeficiente Cx (una mayor resistencia al aire) genera muchísimo ruido.
¿Qué incluye en el coeficiente Cx?
La forma general del vehículo es clave. El diseño de la carrocería exterior es el principal aspecto que mejora o empeora el coeficiente Cx, aunque no es el único. El área frontal cobra especial relevancia en lo referente al coeficiente Cx. Dado que es donde «impacta» todo el aire, cuanto más grande es, más resistencia al aire plantea el coche.
Por supuesto, el uso de elementos aerodinámicos como spoilers o pequeños alerones puede ayudar a reducir la carga aerodinámica en el coche dirigiendo el aire en lugar de chocar contra él. Por lo general, un alerón tiene como objetivo aumentar la carga aerodinámica para que a altas velocidades el coche sea empujado por el aire hacia el suelo y tenga más adherencia al suelo. Pero en lo referente al coeficiente Cx en coches con los que no queremos lograr cifras de récord en circuitos, la función de los elementos aerodinámicos es la de reducir la resistencia al aire.
Por ejemplo, hay elementos como los retrovisores, las manetas de las puertas o las propias llantas, que son imprescindibles pero que no son lo más eficientes desde el punto de vista del coeficiente Cx. Sin embargo, cuando es necesario mejorar al máximo el coeficiente Cx es necesario optimizar el diseño de estos elementos.
Los coches eléctricos, en los cuales la eficiencia es clave, destacan precisamente por contar con retrovisores, llantas o manetas especialmente diseñados para ser aerodinámicos. Es el motivo por el que vemos que las llantas son prácticamente pantallas de plástico, o por el que las manetas en los Tesla van integradas con la puerta y se despliegan solo cuando queremos abrir.
El histórico caso del Lamborghini Countach
El Lamborghini Countach cuenta con uno de los diseños más icónicos de la historia del motor. Pero curiosamente la evolución que llegó en el año 1978 denominada LP 400S se caracterizaba por contar con un gran alerón posterior. En Estados Unidos era necesario que los coches contaran con un parachoques frontal con una altura mínima con la que no cumplía el Lamborghini Countach. Así que se inventaron un alerón delantero que era horrible, pero que para el equipo de diseño era la mejor opción. Para complementar a este se instaló también un gran alerón trasero.
Dicha opción se hizo popular entre muchos de los compradores del coche incluso fuera de Estados Unidos. Si bien era un extra caro, que se incluía por un precio de 5.000 dólares, este no servía para nada. Era simplemente un adorno que perjudicaba a la aerodinámica del vehículo. Mientras que los alerones en monoplazas de Fórmula 1 sirven para que el vehículo sea empujado contra la pista, el alerón del Lamborghini Countach no servía para nada. O bueno, para algo sí, para reducir la velocidad máxima que podía alcanzar en 16 km/h. El coeficiente Cx se veía perjudicado. Aun así, fue un extra que añadieron una inmensa mayoría de los compradores.