Una persona a la que le gustan muchos los coches, probablemente sepa todo o casi todo lo que su coche tiene. Pero muchas personas no son conscientes de todos los mecanismos que alberga un coche. Por ejemplo, tiene muchos sistemas de seguridad que permiten poder conducir con menos riesgos y evitando accidentes. Uno de esos sistemas es el control de estabilidad. Este sistema nos puede se útil en muchas ocasiones, por ejemplo para evitar que nos estrellemos o nos salgamos de la carretera cuando tomamos una curva. Si no sabes muy bien en qué consiste este sistema, en este artículo te lo explicamos.
¿Qué es el control de estabilidad?
El control de estabilidad es un elemento de seguridad que sirve para controlar la potencia y la trayectoria del vehículo. Si la dirección no corresponde con la maniobra que hace el conductor, este sistema actuará y hará los ajustes que deba para estabilizar el coche. De esta manera el coche mantendrá la trayectoria marcada por el conductor y evitará que perdamos el control o que derrapemos.
¿Qué otros nombres tiene?
Lo hemos llamado control de estabilidad, pero probablemente lo conozcas más por su siglas ESP, que es como te lo encontrarás en tu coche. ESP viene del Alemán EElektronisches Stabilitäts Programm, que significa «Programa Electrónico de Estabilidad».
Aunque este sistema puede llevar otros nombres dependiendo del fabricante de vehículos que sea. Por ejemplo, también se le conoce como VDC «Vehicle Dynamic Control» que traducido es «control dinámico del vehículo.
También están las siglas DSC (Dynamic Stability Control) y ESC (Electronic Stability Control). Y por último también podría llevar el nombre de Vehicle Stability Control o VSC.
Independientemente del nombre que lleven, este sistema es el mismo en todos los casos, tiene la misma función.
¿Cuándo nació el control de estabilidad?
Ya desde 1983, los fabricantes de coches, concretamente Toyota, se dieron cuenta de que era necesario un control antideslizante para evitar derrapes y la pérdida de control del coche. Sin embargo, este sistema no ayudaba en la dirección como lo hace el control de estabilidad que conocemos hoy en día.
Aunque se siguieron desarrollando otros sistemas de seguridad parecidos, no fue hasta 1995 que Bosch desarrollo el control de estabilidad. Este sistema se instaló en el Mercedes-Benz Clase S, y de esta manera fue como se introdujo en el mercado.
Desde el 1 de noviembre de 2014, todos los turismos, así como vehículos industriales ligeros, autobuses y vehículos industriales medianos y pesados que estén matriculados en la Unión Europea, deben llevar obligatoriamente este sistema integrado. Algo lógico ya que puede evitarnos muchos accidentes.
¿Cómo funciona el control de estabilidad?
El funcionamiento de este sistema es fácil de entender. Cuando nosotros tomamos una curva a alta velocidad pueden pasarnos dos cosas, que el coche pierda adherencia en la parte delantera (subviraje) o en la parte trasera (sobreviraje). Estos dos fenómenos harán que el coche tome la curva con una trayectoria más abierta o que el coche derrape.
En estos casos el control de estabilidad actúa rápidamente. ¿Cómo la hace? Si detecta mediante sus sensores que la dirección que llevamos no es la que estamos marcando, frenará la rueda que más convenga (delantera o trasera), dependiendo de si es sobreviraje o subviraje. De esta manera estabilizará el coche y seguirá la dirección que le marcamos, evitando peligros.
Como vemos, es un sistema muy importante que puede evitar que suframos accidentes o que nos salgamos de la carretera. Este y otros sistemas como el ABS, nos ayudan a tener una conducción mucho más segura.