El futuro del automóvil y la seguridad vial luce, como mínimo, prometedor. De ahí que la Dirección General de Tráfico hable ya de los grandes avances que nos aguardan e incluso defina las claves de una DGT 3.0 y de la fecha en que todos nuestros coches tendrán que estar conectados.
La tecnología ha traído consigo el empleo de sistemas de vigilancia más precisos y efectivos, e incluso dispositivos automatizados. Las carreteras ahora se vigilan también con drones, que son capaces de identificar infracciones de tráfico, e incluso con sistemas de cámaras que son capaces de detectar si no llevas el cinturón puesto, o estás hablando por teléfono móvil mientras conduces.
Pero el futuro de la DGT va más allá de las multas y la vigilancia y pasa necesariamente por el coche conectado y una infraestructura adaptada para contribuir a la mejora de la seguridad vial.
DGT 3.0: el futuro va más allá de las multas
Imaginemos que nuestros coches pudieran saber instantáneamente, con precisión, la posición de un coche averiado, o la proximidad de una ambulancia, y transmitirnos esa información para que nos anticipemos a una posible situación de peligro. Cada vez son más los automóviles que están permanentemente conectados a internet y el verdadero reto ahora está en la gestión de la información que recopilan y en asegurar que los coches sean capaces de comunicarse entre ellos, y con la infraestructura, para aprovechar la información en pos de la seguridad vial.
La DGT está dando los primeros pasos para crear una infraestructura conectada que sea capaz de compartir la máxima información posible de incidencias en carretera a los automóviles. Y el mejor ejemplo lo tenemos en la introducción del dispositivo luminoso V-16.
La luz de emergencia V-16 que está introduciendo la DGT ya vislumbra una primera aplicación de esta tecnología. Y el hecho de introducir un elemento de señalización conectado es precisamente la razón por la cual su implantación se ha pospuesto y no será obligatoria hasta 2026. La luz de emergencia V-16 no solo señalizará los vehículos accidentados o averiados en carretera sin necesidad de que el conductor se baje de su vehículo, sino que también comunicará su activación y su posición a los servicios conectados de la DGT.
De esta forma, Tráfico pretende conocer inmediatamente la posición de cualquier vehículo averiado y accidentado, acelerar el proceso de atención y de los servicios de emergencia, e incluso que estos comuniquen en tiempo real cómo ha avanzado el rescate, el momento en que el vehículo ha sido atendido, reparado, o montado en una grúa. Esa información se gestionará en los servicios informáticos de Tráfico que, a su vez, la transmitirán a los conductores, a su vehículo, aplicaciones en su teléfono móvil, etcétera.
Y esto nos lleva a un nuevo elemento que la DGT también regulaba el año pasado, el triángulo virtual V-27. La DGT presentaba el triángulo virtual V-27, que no es otra cosa que una señal que se utilizará en los sistemas integrados en el automóvil para notificarnos la posición de un vehículo accidentado o averiado.
Pero esto solo es el principio. La DGT asegura que ya está trabajando, en el marco de la Unión Europea, y en colaboración con los fabricantes, para integrar estas tecnologías en el automóvil.
Tráfico espera que, progresivamente, se vayan introduciendo nuevas funcionalidades y se trabaje en nuevos casos de uso. Por ejemplo, que los conductores recibamos una notificación de la DGT cuando se aproxime una ambulancia, para facilitar en la medida de lo posible sus desplazamientos en servicio de emergencia.
Actualmente, la DGT nos habla de algunos proyectos piloto, como el de Vigo, de un sistema de infraestructura y vehículos conectados, que se integrará en taxis, policía, bomberos, autobuses y ambulancias, y también en flotas de reparto. Este sistema permitirá, por ejemplo, abrir automáticamente un semáforo para que no sufran interrupciones los vehículos en servicio de emergencia.
También se probarán las primeras autopistas conectadas, comenzando con un proyecto piloto entre los peajes de Fornells y Vilademuls (Girona). En este tramo de 34 kilómetros se realizarán ensayos de conducción autónoma, con datos móviles y tecnología 5G.