Con la llegada del verano más de un propietario de coche se encuentra con la tarea de tener que hacer una «recarga» del aire acondicionado. Por lo general, muchos saben que es un gas que «se gasta», que cada cierto tiempo hay que «rellenarlo», y que cuanto más viejo es el coche, más frecuentemente hay que hacer esa «recarga».
A nivel práctico ese concepto puede estar bien. Sin embargo, podemos profundizar más en el gas refrigerante que tiene nuestro coche y que tan importante es para el sistema de aire acondicionado del vehículo.
¿Qué es un gas refrigerante?
Cuando hablamos de frío y calor hablamos de energía. Y cuando hablamos de enfriar o calentar estamos hablando de energía que se transforma. A los que nos gustan los coches nos resulta sencillo entender que de una reacción calorífica surja el movimiento, pues al final ese es el principio fundamental de un motor. Cuando hacemos que la gasolina o el diésel entre en combustión, por su forma de comportarse naturalmente, generamos energía y movimiento.
Al igual que la gasolina entra en combustión, el gas refrigerante absorbe energía en forma de calor del aire, haciendo que ese aire se enfríe y que tengamos un agradable sistema de aire acondicionado en el coche.
El gas refrigerante no es un gas cualquiera. Igual que no nos serviría con echar vinagre al motor y esperar que funcione, tampoco vale con echar un poco de oxígeno de nuestros pulmones en el circuito de refrigeración para hacer que funcione. Y es que estos gases refrigerantes tienen unas cualidades naturales que los hace especiales.
Concretamente, es la capacidad de estos gases para absorber energía cuando baja su presión lo que los hace tan especiales. Un sistema de aire acondicionado se encarga de comprimir el gas, para que al bajar la presión del mismo absorba el calor del aire, que se convierte en aire frío y entra por las rejillas de ventilación. Todo esto explicado tomando ciertas licencias para que sea fácil de asimilar.
El gas refrigerante está en el circuito cerrado del aire acondicionado, y es sometido constantemente a cambios de estado líquido a gaseoso y viceversa y a diferentes temperaturas.
¿Qué gases refrigerantes suele usar el coche?
Hay diferentes gases refrigerantes conocidos que se utilizan a nivel industrial. Y se comportan todos de forma similar. Sin embargo, en el mundo de la automoción veremos dos principalmente, el gas R-134a y el gas R-1234yf.
Los coches más antiguos con aire acondicionado llevan gas R-134a. Este ya era menos perjudicial para el medio ambiente que otros utilizados con anterioridad, pero igualmente menos que los que se han pasado a utilizar posteriormente, como ocurre con el gas R-1234yf, que es común en los coches más modernos.
Además, últimamente son tendencia algunos gases no fluorados promocionados como «ecológicos» que supuestamente no generan los efectivos negativos en el medio ambiente y que se están usando como alternativas a la hora de recargar el aire acondicionado del coche.
Por qué hay que recargar el gas refrigerante del coche
El gas refrigerante no es el que expulsan las rejillas de aire acondicionado del coche. Hemos dicho que está en un circuito cerrado, y que es el cambio de estado físico de este el que extrae el calor del aire que estamos metiendo en el coche y sí pasa por las rejillas de aire acondicionado. Entonces, ¿por qué hay que recargar el gas refrigerante?
En la inmensa mayoría de los casos se debe a que con el paso de los años se ha ido produciendo una pequeña fuga de este gas. No necesariamente tenemos por qué tener una fuga muy notable en el sistema. Pero con el constante cambio de estado y el paso por los diferentes elementos mecánicos del sistema de aire acondicionado es fácil que sí se hayan producido pequeñas fugas en el circuito.
Por otro lado, no es necesario que hayamos perdido todo el gas para que se note el efecto. Tengamos en cuenta que la base del funcionamiento de este sistema está en la presión. Si falta gas, nos faltará presión en el circuito, y perderemos eficacia. Es posible incluso que sin un nivel de presión adecuado el sistema de aire directamente no funcione como debe, por no activar el compresor, por ejemplo.
Y por supuesto, hay que recargar el gas refrigerante en caso de una fuga seria, o de una avería producida por un accidente.
Cómo recargar el gas refrigerante del coche
El gas refrigerante puede ser cargado en un taller o puede ser cargado por alguien con experiencia. Ahora bien, hay que tener en cuenta varios aspectos. Deberíamos utilizar siempre el gas que tiene el sistema de aire acondicionado de nuestro coche. Utilizar otro quedaría completamente bajo nuestra responsabilidad y debería ser algo que haga un profesional experto en la materia.
Por otro lado, el gas que vamos a utilizar es perjudicial para el medio ambiente. Por eso, por normativa, un taller no puede realizar una recarga de gas sin comprobar que no hay fugas. Esta comprobación de vacío suele conllevar un coste. Esto es lo que estamos pagando en el taller, junto con el precio del gas que van a rellenar.
Además, en caso de encontrar una fuga, tendremos que solucionarla antes de recargar el gas. Esto es por una cuestión medioambiental, para no expulsar gas nocivo «gratuitamente» a la atmósfera, y también porque no conseguiremos nada si rellenamos el circuito y este se vacía.
Se utilizan unas mangueras con medidor de presión para alta y/o baja presión, así como también una bombona con el gas correspondiente. No es especialmente difícil conseguir el gas que necesitamos para cada caso, pero sí es importante conocer a fondo el procedimiento para rellenar el circuito de gas antes de realizar el proceso. Lo mejor es que sea realizado por un especialista con experiencia.
Gases refrigerantes ecológicos
Como ya hemos adelantado antes, estos gases se han popularizado mucho en los últimos tiempos. De hecho, podemos encontrar en muchas tiendas las «monodosis» de estos gases. Se anuncian como compatibles con los sistemas para gases R-134a y R-1234yf. No obstante, el fabricante no te recomendará utilizar un gas no homologado para un sistema de refrigeración diseñado para otro gas.
Aun así, este gas tiene ventajas. Una de ellas es que no es un gas fluorado, por lo que no daña igual el medio ambiente, y no está condicionado por los reglamentos europeos sobre gases fluorados.
Gracias a esto, puedes rellenar un circuito de aire acondicionado que tiene una pequeña fuga sin necesidad de hacer la prueba de vacío ni de tener que realizar una reparación que podría ser costosa y poco rentable si se trata de un coche viejo.
Eso de recargar el aire con gas fluorado todos los veranos no es algo permitido por ley, pues suele deberse a que existe una fuga, y se exige que dicha fuga sea reparada en lugar de estar recargando constantemente.
Sin embargo, con estos gases sí podemos optar por una recarga anual, y tiene un precio de unos 30 euros una monodosis.
Cómo afectan los gases refrigerantes al calentamiento global
Por último, no queríamos dejar de mencionar el efecto de los gases refrigerantes fluorados en el calentamiento global.
Hay quien habla de estos gases como químicos perjudiciales y nocivos, pero los gases no tienen personalidad ni son culpables de nada. Tienen unas cualidades concretas a las que podemos dar uno u otro uso. Los gases refrigerantes que utilizábamos en el pasado dañaban la capa de ozona, lo que comprometía la protección planetaria contra la radiación.
Estos gases de nueva generación que llevamos en el coche como el R-134a y el R-1234yf no dañan la capa de ozono, pero son de larga permanencia en la atmósfera y contribuyen al efecto invernadero. El primero es peor que el segundo, por eso este segundo es el que lo ha relevado.
No obstante, la normativa ha ido avanzado, y lo normal es que con el paso del tiempo veamos nuevos sistemas de refrigeración con nuevos gases menos perjudiciales, quizás aquellos que hoy se venden como «monodosis» ecológicas.
Conocer los gases refrigerantes nos permite entender lo que son, cómo les sacamos partido, y cómo irá evolucionando la tecnología de refrigeración en el mundo del automovilismo.