Coches híbridos hemos visto de todos los tipos, pero ahora descubrimos un nuevo tipo que es el híbrido de hidrógeno. Esta tecnología, que comienza a sonar con fuerza en marcas como Renault, pretende revolucionar la forma en que se fabrican y se usan los coches eléctricos, acabando con ese dilema donde tenemos que elegir entre eléctricos a baterías o con pila de combustible de hidrógeno. Por ello hoy vamos a descubrir qué es un coche híbrido de hidrógeno, cómo funciona y, sobre todo, por qué es una idea tan importante para conseguir que el coche eléctrico triunfe.
El coche eléctrico a baterías aún tiene grandes problemas que solucionar, estando la mayoría de ellos relacionados precisamente con sus baterías. En primer lugar está la escasa infraestructura de recarga para dar soporte a un parque móvil en claro crecimiento, en segundo lugar están los elevados tiempos de espera a los que nos obligan esas recargas y en tercer lugar, que no por ello menos importante, en el alto impacto medioambiental que tiene la fabricación de una batería desde que comienza la extracción de todas las materias primas que le dan vida.
Pero la pila de combustible de hidrógeno también tiene sus propios problemas, destacando la casi inexistente infraestructura de reposataje (ya sean hidrogeneras o hidrolineras), amén del alto coste energético que supone la generación de hidrógeno, un elemento que si no se trata de hidrógeno verde, supondrá añadir un alto impacto medioambiental.
Ante esta situación, y teniendo en cuenta que ambas tecnologías están obligadas a convivir en el futuro a medio plazo, Renault ha pensado que la solución ideal pasa por combinar ambos sistemas en un mismo coche, consiguiendo así reducir en hasta un 75% las emisiones contaminantes, recortando los costes de fabricación de los coches eléctricos y permitiendo conciliar elevadas autonomías con mucho menores tiempos de repostaje/recarga.
De este modo, la idea que se esconde detrás del híbrido de hidrógeno es la de combinar baterías y pila de combustible de hidrógeno en un mismo coche eléctrico, escalando ambos sistemas para ofrecer la mejor relación posible entre precio, autonomía e impacto medioambiental. Renault, que es el principal valedor de este planteamiento, no ha detallado aún cuánta capacidad ofrecerán las baterías y cuánto volumen de hidrógeno tendrán los tanques, pero el objetivo es conseguir una autonomía combinada capaz de superar los 700 Km bajo ciclo WLTP.
A modo de resumen, las principales ventajas que pretende ofrecer este diseño combinado las encontramos en un menor peso, un menor coste de producción y un menor tiempo para restaurar la autonomía, añadiendo además el ya citado menor impacto medioambiental que supone hacer uso de baterías de menor capacidad que un eléctrico alimentado única y exclusivamente con celdas de iones de litio.
Pero no nos olvidemos que los inconvenientes están también ahí, pues al igual que encontramos las bondades de ambos mundos, también nos topamos con las desventajas. Principalmente está el coste de instalar ambas tecnologías en un mismo coche, pues aunque se escalarán ambos sistemas, lo cierto es que por separado seguimos hablando de tecnologías caras y complejas. Pero también está el problema de la escasez de infraestructura de repostaje de hidrógeno, ya que aunque no dependeremos en exclusiva de este combustible para desplazarnos, si no es fácil y sencillo rellenar los tanques, al final tendremos un coche eléctrico con una batería más pequeña, pero que también tiene sus hándicaps a la hora de ser recargada.
Por lo tanto, el híbrido de hidrógeno que nos propone Renault a través del Scenic Vision es una idea sumamente interesante, aunque con no pocos desafíos a los que enfrentarse. Conseguir convencer a más fabricantes para que se sumen a esta propuesta puede ser la clave para llevar este concepto a las calles, poniendo así el foco en reducir el uso de enormes baterías cuyo precio de fabricación y coste medioambiental siguen siendo muy altos.