Si algo queremos en verano en nuestro coche, es que este tenga aire acondicionado. Sobre todo si no tenemos garaje y el coche ha pasado al sol unas cuantas horas. Claro, para que el aire de nuestro coche funcione como debe es necesario recargarlo. El sistema de aire acondicionado funciona intercambiando el calor de dentro del vehículo y para ello se utiliza un gas refrigerante que puede cambiar de estado fácilmente, de gas a líquido y de líquido a gas. Ese gas es el que utilizamos para recargar el coche.
Un gas que se utilizaba y que ahora está en desuso es el R-12, aquí te explicamos por qué se dejó de utilizar este gas para recargar el aire acondicionado de tu coche.
¿Qué es el R-12?
Antes de nada, tenemos que explicar lo que es el R-12. El R-12 o diclorodifluorometano, es un gas refrigerante incoloro compuesto por cloro, flúor y carbono. Comercialmente se le conoce como Freón-12.
Era el gas que se utilizaba en los sistema de refrigeración de los automóviles. Hablamos en pasado porque actualmente este gas está en desuso y ha sido necesario sustituirlo por otros gases. Es más, no solo está en desuso si no que entre 1996 y 2010 su uso ha sido prohibido en algunos países.
¿Por qué no se usa el gas R-12 hoy en día?
El motivo por el cual se decidió prohibir este gas es porque es dañino para el medioambiente y la capa de ozono y también es tóxico y nocivo para la salud. Es más, en la Unión Europea esta prohibida su utilización, producción y comercialización desde el 2000 por el Reglamento (CE) 2037/2000 sobre sustancias que agotan la capa de ozono.
El R-12 es un gas CFC. Los CFC son refrigerantes clorofluorocarbonados. Eso significa que en su composición llevan cloro, flúor y carbono. Los átomos de cloro que llevan estos gases y por tanto el R-12, son los que dañan la capa de ozono.
Este gas ataca la capa de ozono mediante una reacción fotoquímica. La luz ultravioleta incide en la molécula del CFC, eso hace que se libere un átomo de cloro con un electrón libre, el cual es muy reactivo y tiene mucha afinidad con el ozono. Este átomo rompe la molécula de ozono. Dicho de otra forma, el gas se degrada combinándose con el ozono y eso implica destruir el ozono.
Además, los CFC no son naturales, son producidos por la química industrial, esto quiere decir que es muy difícil degradarlos. Es más, su presencia en la atmósfera puede prologarse de los 50 a los 100 años, por lo que lo mejor es no usarlos.
¿Y los coches que utilizaban R-12 que hicieron cuando se prohibió?
Dado que hablamos de que este gas se prohibió en el 2000, hoy día habrá ya muy pocos coches que circulen y que usasen ese gas en su momento, ya que son muy antiguos.
Aún así, en su momento tubo que utilizarse otro gas con un coche que utilizaba R-12. Para poder recargar el coche era necesario hacer algunos cambios. Por ejemplo, para poder hacer la recarga se necesitaban unos conectores para poder enchufar las mangueras de la estación de carga del gas sustituto (R-134a) ya que los conectores de carga del circuito del gas R-12 no servían.
En otros es probable que fuese necesario hacer un cambio de aceite, de uno mineral a uno sintético para poder utilizar el refrigerante sustituto.
Aún así, era posible utilizar otro refrigerante. Es más, si tú tienes un coche muy antiguo, ya has estado utilizando durante años otro refrigerante diferente al R-12.
Una revolución que deriva en los coches eléctricos
Al final todos los cambios que hemos ido haciendo en los coches nos han llevado a coches mucho más respetuosos con el medioambiente.
Hemos cambiado un refrigerante que es muy perjudicial para el medioambiente por otros como el R-134a o el R-1234yF, de manera que ahora el recargar el aire acondicionado de nuestro coche no supone contaminar el medioambiente.
Del mismo modo, hemos cambiado un motor que necesitaba combustibles fósiles para funcionar y que emitían C02 a la atmósfera por un motor eléctrico o en su defecto de pila de combustible.
El caso es que el mundo del motor evoluciona constantemente con el objetivo de hacer coche mucho más ecológicos, así la movilidad automovilística, algo que se usa a diario, no será un problema para el medioambiente.
