El mundo de la automoción es algo que está en constante evolución. Hemos pasado de coches que funcionaban con combustibles fósiles a coches que funcionan con electricidad. Todo ello para tener una movilidad más respetuosa con el medioambiente. Ahora bien el combustible o el motor no son las únicas cosas que han evolucionado. En el ámbito de el aire acondicionado de los coches también ha habido una evolución, pues hemos usado varios refrigerantes distintos, de más a menos contaminantes.
El que usamos hoy en día es el R-1234yf ya que este gas es mucho menos contaminante que el R-12 (ya en desuso) y que uno que actualmente se sigue usando pero no por mucho tiempo, el R-134a. Aquí te explicamos cómo es el gas R-1234yf y cuáles son sus características.
¿Qué es el gas R-1234yf?
Ante la necesidad de un gas refrigerante que no sea perjudicial para el medioambiente surge el gas R-1234yf o tetrafluoropropeno. Este gas es un refrigerante y está diseñado solo para los sistemas de aire acondicionado de los coches.
Su propiedades de enfriamiento y de eficiencia energéticas son muy parecidas a las de su antecesor, el gas R-134a. Es un gas no tóxico y es mucho menos dañino para el medioambiente.
¿Por qué este gas es mejor opción que el R-134a?
Como explicábamos en artículos anteriores, aunque el R-134a se creó como un sustituto del R-12 porque no dañaba la capa de ozono, seguía sin ser un gas adecuado.
Esto es porque el R-134a cuenta con un potencial de calentamiento global muy alto, lo que implica que tiene un impacto muy grande en el cambio climático. Además, este gas, si se libera a la atmósfera, tarda en degradarse unos 14 años.
Sin embargo, el R-1234yf no contiene estos niveles tan altos de potencial de calentamiento global. Su índice de calentamiento global es de 4, tiene un efecto invernadero 335 veces menor que el R-134a. Es más, solo tarda en descomponerse 11 días en la atmósfera.
Es por esto que desde el 2018, todos los coches que salgan de fábrica deben tener un sistema de aire acondicionado compatible con el R-1234yf, pues el R-134a está prohibido.
Mi coche sigue utilizando el R-134a, ¿qué hago?
Realmente no tienes que hacer nada. El R-134a se sigue comercializando porque muchos coches que circulan hoy en día son de antes del 2018, por lo que contienen un sistema de aire acondicionado que funciona con el R-134a.
El único problema que puedes tener es que sea más caro que antes, pero eso es debido a que está prohibido, y como se ha reducido su producción por ley, el precio se ha disparado.
Pero conforme pasen los años, es muy probable que ya no circulen coches que utilicen el gas R-134a. No tendría sentido cambiar de coches de combustión interna a coches eléctricos para contaminar menos y seguir utilizando gases con efecto invernadero.
Lo dicho, muchos talleres siguen ofreciendo el R-134a para que puedas recargar el aire. Aun así, si quieres usar el «nuevo» gas, puedes reconvertir la instalación del sistema de aire para poder utilizar el R-1234yf. Eso sí, esta conversión es bastante costosa.
Desventajas del R-1234yf
El lado malo de este gas es que es ligeramente inflamable y funciona a temperaturas y presión más altas, algo que no pasaba con sus antecesores. De hecho, allá por 2013 Mercedes ya decía que este gas era muy peligroso y que estaba en contra de incorporarlo en sus coches.
La probabilidad de incendio es muy baja
Es un gas que en determinadas condiciones puede ser muy peligroso, pues puede llegar a producir un incendio en el coche. Además, cuando este gas se quema, libera sustancias peligrosas como el fluoruro de hidrógeno.
Sin embargo, la Unión Europea decidió que le riesgo de que un coche pudiera incendiarse a causa del refrigerante era muy bajo, por lo que este refrigerante se puede usar a día de hoy sin problema.
En cuanto a Mercedes, ya se le advirtió que si sus vehículos no cumplían con la ley en cuanto al uso del refrigerante, podrían prohibir su venta en la Unión Europea.
Por otro lado, cuenta con otra desventaja y es el precio. Y es que una recarga con el R-1234yf en un coche que contenga unos 450-500 gramos puede rondar los 150 euros frente a los 70 euros que cuesta una recarga con el R-134a.
