El coche eléctrico es una tecnología que está en constante desarrollo. Al ser algo que queremos adoptar para tener una movilidad más ecológica y positiva para el medioambiente en un futuro muy próximo, es lógico que tratemos de mejorarlos y reducir los defectos que tengan y que hacen que los conductores no quieran un coche eléctrico, como por ejemplo la autonomía o el tiempo de repostaje.
Por otro lado, si queremos que la movilidad sea eléctrica, también es necesario que los coches bajen de precio, otro de los problemas que tienen los BEV. Es por eso que se empiezan a plantear otros materiales para las baterías (el componente más caro) que hagan que el coche eléctrico sea más barato. Y es así como llegamos al sodio.
¿Qué es el sodio?
El sodio es un metal alcalino de color plateado y blando. Podemos encontrarlo en la tabla periódica con el símbolo Na. Este elemento químico es muy abundante en la naturaleza pues podemos encontrarlo en muchos minerales, en el océano y por supuesto en un condimento que usamos todos los días, la sal común o cloruro de sodio, cuya fórmula es NaCl.
De hecho, es el sexto elemento químico más abundante en la corteza terrestre, pues contiene un 2,6% de sodio. Esto hace que a su vez sea un metal muy barato y fácil de obtener.
¿Por qué es importante el sodio para los coches eléctricos?
Actualmente las baterías de los coches son de iones de litio. El problema de estas baterías es que el litio es un elemento escaso, y eso a su vez, hace que sea un elemento caro debido a la demanda que hay ahora mismo con el auge de los coches eléctricos. Así, las baterías de los coches son caras e inevitablemente los coches también.
Claro, las baterías de litio se pueden reciclar, pero ahora mismo no hay suficientes plantas que lo hagan y por supuesto, reciclarlas también es caro. Eso nos lleva a tener que buscar otros componentes que nos ayuden a hacer baterías para coches que no hagan que el precio suba demasiado.
Investigando se ha visto que un elemento que podría servir para las baterías es el sodio, creando las baterías de iones de sodio.
La principal razón de apostar por este elemento es la abundancia, como comentábamos antes. Como hay mucho sodio en la corteza terrestre, es más barato que el litio, y esto hace que las baterías de coche también lo sean, abaratando el precio del coche en general.
A parte, estas baterías tienen otras ventajas y es que la vida útil también es mayor. Pues después de 4000 ciclos de carga y descarga, es capaz de mantener una capacidad de casi el 94%.
El sodio y la autonomía
Claro, al principio comentábamos que una de las cosas que queremos solventar en los coches eléctricos es la autonomía, y eso precisamente no se arregla con el sodio.
Las baterías de sodio tienen menos densidad energética que las de ion-litio. Es decir, la autonomía de los coches no aumentaría con estas baterías, aún siendo del mismo tamaño que una de litio.
Y aquí entonces la pregunta es qué es más importante, el precio de la batería o la autonomía del coche. ¿Merece la pena sacrificar la autonomía de un coche si este es más barato?
Aquí habrá diferentes opiniones. Habrá quien piense que eso no es suficiente porque hace muchos viajes largos y un coche con poca autonomía significa parar a repostar más veces, y recordemos que repostar un coche eléctrico no lleva el mismo tiempo que uno de gasolina. Las paradas pueden ser de media hora o incluso una hora.
Habrá otros que sin embargo piensen que no es necesario que el coche tenga tanta autonomía, pues hacen muy pocos viajes y usan el coche principalmente en la ciudad. En tal caso, es muy probable que con la autonomía que proporcionan las baterías de sodio sea suficiente.
Las baterías de sodio llevan mucho tiempo siendo una posibilidad para los coches eléctricos, sin embargo, con el aumento de ventas de coches eléctricos y la subida del precio del litio, cada vez más fabricantes se están interesando en este elemento para las baterías. Habrá que esperar para saber si estas baterías realmente son posibles y si merece la pena sacrificar autonomía por precio o si hay alguna solución para no tener que sacrificar ninguna de las dos cosas.