El marketing es y ha sido siempre un pilar fundamental para cualquier empresa, existiendo numerosas formas de publicitar un producto o una marca, las cuales pueden ir desde un simple anuncio en la prensa, o más recientemente en redes sociales, participar en competiciones varias o incluso colaborar en diversas campañas o asociar el producto a personalidades destacadas (los llamados influencers). A todas estas se suma la llamada arquitectura corporativa, siendo el Edificio Lingotto (antigua fábrica de la Fiat) un claro ejemplo en el que la compañía destilaba vanguardismo, innovación y poderío. ¿Qué mejor manera de mostrar de lo que eres capaz de hacer que con tu sede central? Pero por novedoso que parezca eso de la arquitectura corporativa es algo que lleva entre nosotros ya siglos, y que se remonta a la construcción de grandes catedrales y palacios, símbolos del poder eclesiástico y de la corona de antaño.
Corría el año 1915 cuando el director general de FIAT encargó al ingeniero Giacomo Mattè-Trucco que diseñase un edificio que debía albergar la propia línea de producción, así como las diferentes oficinas y salas de reuniones, además de una pequeña pista de pruebas para testear los coches ya fabricados. Giacomo se enfrentó a un gran reto, ya que este edificio, situado en la Via Nizza de Turín, estaba limitado en espacio tanto por el terreno disponible como por la proximidad de las vías de ferrocarriles. Es por ello que optó por la solución de una fábrica en altura, con cinco plantas y una pista de pruebas oval en el tajado, de 2,4 km de longitud, 24 metros de anchura y dos curvas ampliamente peraltadas curvas de 180°.
Para ello se inspiró en el trabajo del arquitecto Antonio Sant’Elia, concibiendo un edificio en hormigón armado y con una rampa en espiral ascendente hacia a la cubierta, aportando una enorme flexibilidad y capacidad de adaptación a las necesidades de producción. De esta forma, la materia prima que entra por la planta baja va convirtiéndose en el coche a medida que asciende por las cinco plantas de la factoría, hasta llegar al tejado, donde el coche es comprobado en la pista de pruebas por el piloto y dando lugar a una perfecta línea de producción continua. Pero ahí no paran las innovaciones, sino que el edificio consta de más de 200 módulos prefabricados en hormigón pretensado colocados sucesivamente y con una longitud de cinco metros cada uno, lo cual agilizó considerablemente el proceso constructivo. De hecho, el propio Le Corbusier, uno de los arquitectos más importantes e influyentes del siglo XX, se refirió al Lingotto como uno de los edificios más vanguardistas y una de las mejores imágenes de la industria diciendo que se trataba de “una fábrica construida bajo un circuito de carreras”.
El Lingotto empezó a construirse en 1916, terminándose en 1923 y a cuya inauguración asistió el rey de Italia Víctor Manuel II. A su finalización se convirtió en la mayor fábrica de automóviles del mundo y el mayor edificio de Europa (segundo del Mundo). Durante sus años de actividad se han fabricado más de 80 modelos diferentes del Grupo Fiat y ha dado lugar a curiosidades como su a aparición en la película The Italian Job (1969) o la de que un Fiat Turbina circulara por su tejado a más de 250 km/h.
Finalmente en los años 70 empezó a acusar el paso del tiempo y a quedarse obsoleta, por lo que se cerró en 1982. Posteriormente, en un concurso arquitectónico que tenía como objetivo reconvertir al Lingotto en un espacio urbano abierto al público se alzó con la victoria la propuesta del arquitecto Renzo Piano, reabriéndose la antigua factoría en 1989 como un espacio que integrada salas de exposiciones, conciertos, tiendas, cines e incluso un hotel, además de la sede central del departamento de Ingeniería del Automóvil de la Universidad Politécnica de Turín.
Actualmente puedes visitar el óvalo del tejado, aunque por desgracia (que seguro que lo estabas pensando) no está permitido rodar por él, aunque eso sí, puedes pasar la noche en Hotel NH Torino Lingotto Congress y dormir en el mismo lugar que hace 80 años se ensamblaba el mítico Fiat Topolino.
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