A mediados de los años 80, tanto Japón como su industria automovilística nadaba en dinero fácil. La boyante economía del país nipón fue el combustible que daría lugar a coches ya míticos como el Mazda MX-5, el Nissan Skyline GT-R R32 o el Honda NSX, sin ir más lejos. Antes de que la realidad económica golpease al país, los fabricantes se embarcaban en ambiciosos proyectos. Uno de los más desconocidos fue el emprendido por Nissan, que terminaría dando lugar a los MID4. Dos maravillosos prototipos de deportivo de motor central, que si bien no llegaron a materializarse, para nada nacieron en balde.
Nissan MID4 Concept
A mediados de los años 80 – concretamente en 1984 – Honda encargó a Pininfarina el diseño de un deportivo de motor central bautizado como HP-X (Honda Pininfarina Xperimental), que sería movido por uno de los motores V6 de la marca. Aquél proyecto terminó culminando en el brillante Honda NSX, pero fueron sus comienzos los que «asustaron» a Nissan, donde muy pronto se afanaron para comenzar el desarrollo de un superdeportivo de motor central de cosecha propia. La tarea recayó en las manos del brillante Shinichiro Sakurai, trabajador de Nissan desde los años 50, y entonces director del equipo Skyline.
Trabajando duramente, y casi por sorpresa, en el Salón de Frankfurt de 1985 sorprendieron al mundo con el Nissan MID4 Concept. Era un anguloso deportivo de motor central-trasero, con un diseño cuyas líneas estaban claramente inspiradas en la gama Fairlady de la época – los coches que en Europa y otras partes del mundo conocíamos como 300ZX. Era un coche en cierto modo discreto, con sólo unas branquias laterales y abundantes rejillas de refrigeración dando pistas acerca de su configuración mecánica. Los más observadores advertían los dos tubos de escape que asomaban por el paragolpes trasero.
Lo más relevante de este prototipo estaba escondido a la vista, y eran sus grandes innovaciones mecánicas y técnicas, que sentarían la base del futuro Nissan 300ZX Z32, así como la familia Nissan Skyline R32, cuyas versiones GT-R tienen hoy en día un estatus de icono. Una de sus grandes novedades era el motor, un recién diseñado VG30DE: este V6 de 3,0 litros de inyección electrónica y culata multiválvulas desarrollaba 230 CV en el prototipo, y sería usado por Nissan en millones de coches hasta el año 2000. Otra gran innovación era su sistema HICAS de cuatro ruedas directrices.
En producción, este sistema fue montado en el Nissan Skyline GT-R R32, que con apenas 280 CV, fue capaz de dar una vuelta a Nürburgring en poco más de 8 minutos… en 1989. Por si esto fuera poco, el MID4 Concept también estrenaba un sistema de tracción integral, predecesor del ATESSA E-TS de control electrónico que sería montado en los Skyline GT-R apenas unos años después. En este prototipo, limitaba el reparto de par a un fijo de 33% delante, y 67% atrás. Sobre el papel, este deportivo de 1.230 kilos de peso, caja de cambios manual y apenas 4,15 metros de largo era capaz de alcanzar los 250 km/h.
Nissan MID4-II Concept
Tras asombrar al mundo, y definitivamente asustar a la propia Honda y otros rivales, Nissan volvió a atacar con un segundo MID4 Concept. Llamado simplemente Nissan MID4-II Concept, fue presentado el mundo en 1987, como evolución del prototipo anunciado dos años antes. No era un coche radicalmente diferente, pero la ejecución era mucho más moderna. Si bien su carrocería no era especialmente agraciada, se veía claramente el trabajo aerodinámico que se le había dedicado. Soluciones de diseño como las ópticas escamotables o los pilotos traseros evidenciaban que seguía siendo un coche perfectamente apto para la producción en serie.
Bajo el capó vivía una evolución del VG30DE del MID4 Concept, el VG30DETT, sobrealimentado por dos turbocompresores en serie hasta los 330 CV a 6.800 rpm. Era un coche algo mayor que su predecesor, con un tamaño de 4,30 metros y un peso aún contenido, de 1.400 kilogramos. Seguía usando evoluciones posteriores de los sistemas HICAS y ATESSA E-TS presentados al mundo por su predecesor. Era un coche que muchos creían sería vendido como el primer vehículo de Infiniti – la marca premium de Nissan nacería en 1988, y el mundo estaba expectante. Desafortunadamente, nunca llegó a materializarse su producción en serie.
Su producción habría resultado demasiado cara, y el estancamiento de la economía nipona tampoco ayudó. No obstante, muchas de sus soluciones tecnológicas, como el propulsor – que terminaría siendo el protagonista de los 300ZX Z32 – o su sistema de tracción integral y sus cuatro ruedas directrices, sentarían las bases para unos gloriosos años 90. Brillantes y gloriosos años 90, recordados para siempre en el mundo del automóvil como la década más brillante del deportivo japonés. Y pensadlo bien, sin estos dos prototipos tan poco agraciados, jamás habría sido posible.