Aunque la flota de coches eléctricos que circula por nuestras carreteras es muy inferior a la de coches de combustión interna, en un futuro a largo plazo deberían convertirse en los coches más abundantes en nuestras carreteras. Una de las dudas que se nos puede plantear si queremos comprar un coche eléctrico es su recarga, o su seguridad. ¿Es un coche eléctrico igual de seguro que un coche de combustión interna en caso de accidente? ¿Hay riesgo de incendio si las celdas de su batería se rompen? ¿Es capaz de soportar la batería grandes impactos?
Estructura del vehículo y sistemas de seguridad
Los coches eléctricos, a nivel de estructura, son coches tan seguros como un coche convencional. EuroNCAP los somete a las mismas pruebas de choque, y coches como el Nissan Leaf o el Jaguar I-Pace han obtenido cinco estrellas en los test europeos necesarios para su homologación y venta. Poseen las mismas estructuras de deformación controlada presentes en cualquier otro vehículo y su comportamiento en caso de accidente es predecible. Al tener motores más compactos, incluso existe menos riesgo de que el motor penetre el habitáculo en caso de un accidente frontal.
En cuanto a los sistemas de seguridad pasiva y activa, los coches eléctricos están hoy por hoy al mismo nivel que cualquier otro coche de combustión interna. Muchos de ellos disponen de controles de crucero adaptativos, sistemas de frenada autónoma de emergencia, asistentes de mantenimiento de carril, etc. Por último, no debemos olvidar que sus baterías están montadas en la parte inferior del coche, por tanto, su centro de gravedad es más bajo que el de un coche de combustión interna y esto los hace menos propicios a un vuelco tras una salida de vía.
La integridad de la batería: riesgo de incendio en caso de accidente
La batería de los coches eléctricos es su elementos más delicado. Estas enormes baterías de iones de litio están compuestas por cientos de celdas individuales, rellenas de un fluido, un electrolito que se encarga de transmitir los iones entre el ánodo y el cátodo de la batería durante su descarga – simplificando al máximo. Las celdas de las baterías están protegidas por materiales aislantes, pero en caso de sobrecalentamiento o ruptura del aislamiento, el electrolito puede entrar en contacto con los electrodos, provocando un incendio.
La chispa enciende el electrolito, altamente inflamable, y se produce una reacción en cadena que puede provocar un fuego de difícil extinción – puede arder durante horas y supone un reto para muchos parques de bomberos de todo el mundo. Dicho sea esto, los coches eléctricos cuentan con multitud de cortafuegos y salvaguardas diseñadas para evitar este tipo de incendios. En caso de un gran impacto, sensores integrados – similares a los que activan los airbag – desconectan la batería del sistema eléctrico del coche e interrumpen su «flujo de electrones».
Los fabricantes de coches eléctricos diseñan sus baterías de forma que minimizan el riesgo de incendio. Sus baterías no son pequeñas baterías baratas para dispositivos electrónicos portátiles. Estadísticamente, los incendios de coches eléctricos en caso de accidente son muy inferiores a los de los coches de combustión: 1 por cada 10.000 en coches eléctricos, frente a 1 por cada 1.300 en coches de combustión interna – recordemos que los coches convencionales se mueven con gasolina y gasóleo, elementos combustibles altamente inflamables.
En pruebas realizadas por DEKRA en 2019, un Nissan Leaf de primera generación fue sometido a un crash-test lateral contra un elemento vertical indeformable a 75 km/h. Estas pruebas de choque son realizadas por EuroNCAP a 50 km/h. Aunque el conductor no habría sobrevivido al impacto y la batería está visiblemente deformada, el Nissan Leaf no sufrió incendio alguno. Pese a la enorme fuerza del impacto, la deformación de la batería no ha sido tan grave como se pensaba. El coche tampoco ha sufrido incendios en un impacto frontal a 84 km/h contra un poste indeformable.
No te vas a electrocutar
Aunque los coches eléctricos cuentan con una instalación eléctrica de alto voltaje, su aislamiento está diseñado para ser seguro frente a la humedad, líquidos como el agua y altas temperaturas. En las inspecciones rutinarias a las que el coche será sometido en el servicio oficial, se comprueba el correcto estado de todas sus conexiones eléctricas y el aislamiento. Aunque la ITV para coches eléctricos aún no contempla este tipo de pruebas, se está trabajando en una modificación del reglamento de la ITV para crear una ITV específica para coches eléctricos.