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Desde hace unos pocos años, los faros LED han invadido completamente el mercado del automóvil, desplazando a los faros de xenón al completo, y relegando a los faros halógenos «de toda la vida» a las versiones más básicas de coches baratos. Los faros LED son, en apariencia, todo ventajas: pueden alumbrar fantásticamente, no hay que cambiar bombillas y la modularidad de sus diodos permite democratizar tecnologías como los faros adaptativos. Sin embargo, los faros LED tienen un lado oscuro, un lado oscuro del que los fabricantes de coches no sueltan prenda.
El desgaste de los faros LED: ¿cuál es su vida útil?
La organización alemana ADAC – equivalente a un RACE o RACC en España – ha llevado a cabo un extenso estudio acerca de los faros LED. La principal conclusión es que no es oro todo lo que reluce. Los faros LED tienen dos debilidades: su vida útil no es infinita, y en caso de avería o accidente su reemplazo puede ser extremadamente costoso. Los fabricantes de coches afirman que la durabilidad de sus faros LED es «de por vida», pero hay que aclarar qué quiere decir ese «de por vida». La realidad, desafortunadamente, es que nada es «para siempre».
Según ADAC, la vida útil para la que están diseñados estos faros es de 15 años. Es decir, una vida útil casi idéntica a la edad media de los coches que circulan por España, sin ir más lejos. La durabilidad de los coches modernos es muy superior a la de antaño, y en nuestra opinión, que una pieza tan importante como los faros tenga una vida útil limitada es un error. El problema no es que unos faros LED vayan a fallar catastróficamente, es que su luminosidad va disminuyendo a lo largo del tiempo. Se desgastan con el uso, en resumidas cuentas.
Lo mismo ocurre con las bombillas LED que tenemos en nuestras casas: su intensidad luminosa va disminuyendo con el tiempo, de forma tan gradual que no lo advertimos – como efecto secundario, tienden a incrementar la calidez de la luz. Se considera que un diodo LED está «gastado» cuando solo ofrece el 70% de su luminosidad original. Al contrario que las bombillas incandescentes, los LED son muy sensibles a las altas temperaturas. Si están expuestos a altas temperaturas, internas o externas, su nivel de desgaste se incrementa de forma considerable.
En un coche, su cercanía a componentes de alta temperatura también puede acortar su vida útil, algo que dependerá de su packaging y la existencia y eficacia de intercambiadores de calor en sus semiconductores. Al mismo tiempo, la humedad puede causar fallos prematuros, y la equipación de decenas o cientos de LED individuales en un coche aumenta la posibilidad de fallos individuales. Según el ADAC alemán, podemos esperar una vida útil en los faros de entre 3.000 y 10.000 horas, mientras que los pilotos traseros pueden durar algo más.
Personalmente, conduzco a diario un coche con luces LED en sus pilotos traseros. Un coche con 15 años y casi 300.000 km. Si bien ningún LED ha fallado, su intensidad es relativamente modesta en comparación con coches más modernos, evidenciando un desgaste de sus diodos.
¿Cuánto cuesta reemplazar un faro o piloto LED?
No nos echarán atrás en la ITV si alguno de nuestros LED fallan – más común en coches de cierta edad. Sin embargo, sí lo harán ante un fallo de la unidad al completo. Tocará reemplazar el faro o piloto, al igual que ocurre si le damos un golpe accidental. En coches convencionales no solía ser algo demasiado caro, al menos hasta que los faros comenzaron a crecer en diseño y complejidad. Los faros LED han llevado a otro nivel el coste de reemplazo. De hecho, un accidente tonto con rotura de ópticas frontales es capaz de declarar un coche siniestro total.
No se pueden reparar los LED de forma individual y sus carcasas están selladas. Este diseño, recogido en su homologación de tipo, obliga a reemplazar el faro al completo en caso de rotura o avería. Según ADAC, un faro full-LED completo puede costar hasta 4.800 euros en el caso de vehículos de gama alta. El coste del reemplazo e instalación, incluso en vehículos sencillos y asequibles, oscila entre los 700 y los 1.400 euros. En un coche corriente del segmento C, el coste oscilaría entre los 1.200 y los 1.800 euros. Sí, son carísimos.
Los pilotos traseros tienen un coste más contenido, pero el coste individual oscila entre los 200 y los 600 euros, siempre en función de lo intrincado de su diseño y sus dimensiones. En un mundo ideal se permitiría la reparación de estos componentes, a un coste muy inferior – tanto económico como medioambiental. Mientras pedimos a los fabricantes una reparación más sencilla de los faros LED, estamos seguros de que los negocios independientes de reparación proliferarán en los próximos años – igual que lo hacen los servicios de reparación de pantallas de smartphones.