La fiebre SUV es un hecho, y ni siquiera la electrificación está cambiando la tendencia de esta moda por los coches con aires de todoterreno. ¿o sí? En los últimos lanzamientos que hemos conocido estamos encontrando cierto regusto añejo, y es que sin razón aparente estamos encontrando como cada vez más marcas de coches están volviendo al diseño monovolumen, disfrazado eso sí bajo la etiqueta «crossover», pero con líneas maestras imposibles de ocultar. Y ahí amigos, es cuando una vez más descubrimos que el incomprendido Fiat Múltipla podía ser feo, pero ninguno como él para para entender la importancia de aprovechar bien un habitáculo.
Hemos de recordar que los orígenes del SUV están en un concepto que buscaba aunar lo mejor del monovolumen y el todoterreno tradicional, dando como resultado un coche más polivalente, más atractivo en proporciones, pero a la postre un coche capaz de encajar en las exigencias – que no necesidades – de un grueso número de compradores. Su éxito es tal que prácticamente ningún segmento del mercado se libra de su presencia, siendo además los culpables de la desaparición de numerosos modelos, entre ellos los antaño exitosos monovolúmenes que también vivieron su momento de frenesí comercial.
Pero si nos centramos en el momento actual, la presencia de monovolúmenes en el mercado ha caído de forma estrepitosa, y eso que siguen siendo imbatibles en espacio interior y disfrutan de atractivos precios dada su escasa demanda. Con el paso de los años los SUV han mejorado lo suficiente para poder camuflar sus carencias en tanto al aprovechamiento del espacio interior, haciéndose fuertes en las categorías de mayor demanda y encontrando un catálogo de modelos cada vez más amplio. Pero… con la llegada de la total electrificación algo está cambiando, y es que el SUV ha comenzado a suavizar sus formas para convertirse en crossover, encontrando ya a algunas marcas que directamente están recuperando el concepto de monovolumen tradicional.
La explicación principal de esta tendencia es sencilla, y es que el aprovechamiento del espacio interior vuelve a ser prioritario a la hora de desarrollar los nuevos coches eléctricos. Y esto es así por las posibilidades que brindan las plataformas para eléctricos donde los requirimientos de espacio del tren de propulsión son mínimos, pudiendo crear un coche a partir de un suelo completamente plano, disponiendo de maleteros delante y detrás del vehículo, y consiguiendo la perseguida máxima de ofrecer más espacio interior en un menor tamaño exterior. A ello se añade además la apuesta por interiores donde la conducción es cada vez menos protagonista, con una automatización que aumenta cada año, y por lo tanto con un habitáculo que cada vez cobra más protagonismo en pos de convertirlo en un segundo salón de casa, oficina, etc.
Esta idea en definitiva recupera el concepto que muchos otros coches en la historia del automóvil han defendedido, y es el de fabricar el coche de dentro hacia fuera, poniendo como protagonista el interior y creando una carrocería y mecánica adaptadas a ello. El Fiat Múltipla ha sido, y es, el mejor ejemplo de este concepto pensado por y para ofrecer un espacio interior, modularidad y visibilidad que fueron referentes en su categoría. Y ahora este concepto vuelve a estar vigente tal y como demuestran coches eléctricos recientes como el Tesla Model Y, el Volkswagen ID.3, el Skoda Enyaq iV o el BMW iX. Todos ellos con diseños que de una forma u otra han dado bastante de qué hablar, especialmente en el caso del BMW iX, pero repitiendo un patrón donde la carrocería muestra de forma clara la intención de crear un único volumen.
Y aún nos falta por hablar de otro aspecto tan importante como es la aerodinámica, y es que la importancia de la eficiencia es aún mayor en el caso de los eléctricos, descubriendo así como los tan de moda SUV no pueden ocultar sus carencias cuando se trata de pérdidas energéticas. Así, ejemplos recientes de gran tamaño como son el Enyaq iV o el iX, pese a apostar por tamaños considerables en altura y longitud, han creado siluetas que dan forma a un único cuerpo en pos de favorecer la penetración en una masa de aire, consiguiendo en el Enyaq un Cx de 0,27 y en el iX de 0,25. Es más, si nos fijamos en esta tendencia de diseño incluso se adivinan pinceladas de estética Kammback, esa particular silueta con abrupta ruptura posterior que lucen el Toyota Prius o el Hyundai Ioniq.
En definitiva, y aunque los departamentos de marketing se empecinen en hablarnos de crossover eléctricos, las necesidades en eficiencia y la puesta en valor del espacio interior hacen inevitable que el futuro de los eléctricos sea cada vez más monovolumen.