Actualmente las tendencias del diseño de los vehículos es un poco incierta. Se buscan líneas curvas que impacten contra rectas. Se quiere la novedad pero con aires de historia, de pasado. Como si las marcas buscaran en sus raíces la estabilidad, cosa que halago.
BMW no olvida los faros redondos de sus motos que en 1935 se definieron separados en el deportivo 315 acompañado a una doble entrada frontal con forma de riñón. Saab persevera en sus aviones. Renault estira los vértices de su logo que se convierten en el coche. Peugeot refugia a su León y su mirada sagaz en una boca de aire sonriente. Mithshubishi se define por su frontal aguerrido que siempre quiere ir por delante. Seat se centra en la ese sobre la que gira el resto. Dacia se matiza por la simpleza de su mirada inocente y Audi demuestra en sus LEDs su vanguardia en la tecnología y además, comunica agresividad en sus entradas de aire por los bajos dobles.
Personalmente, creo que los diseñadores de vehículos eléctricos, por norma general, se están dejando llevar por el fenómeno “e-lectron” creando unos diseños que rozan lo esperpéntico del futurismo. Lo que quiero decir es que todos sabemos que un coche eléctrico es algo novedoso y no precisamos que se subraye exageradamente con su forma de huevo.
Como ejemplo positivo al que se dedicará un post cuando sea conveniente hay que ir adelantando los Tesla como vehículos eléctricos originales con una linea con reminiscencias a Maserati, modelos como el Renault Fluence Z.E que resuta ser muy elegante y el Opel Ampera que ataca con una línea más futurista pero no ovoide, etc. Gracias a estos vehículos, se refuerza la fe en las personas de que un futuro eléctrico es posible.
Si se pretende lanzar a volar un tipo de automoción es más fácil partiendo de una base realista que lo acerque a las personas. En este sentido debo decir que coches como el Nissan Leaf, el Peugeot Ion y el Hyundai BlueOn buscan sus raíces pero caen en la fuerza gravitacional del oval. Un gran paso en el diseño sería plantear los coches eléctricos como algo actual, como lo que es: una realidad creciente. Si un coche eléctrico tiene un diseño anacrónico no favorece para nada el avance ni las ventas que se desean en el presente.
¿Por qué la mayoría de eléctricos son como huevos?
En primer lugar, hay que tener en cuenta la poca autonomía que poseen. Esto significa que los desplazamientos difícilmente serán interurbanos. También se busca el poco peso para que la fuerza de las baterías transmita un buen empuje. Por todo esto suponemos que si se fabrica un vehículo eléctrico se presume su venta en un entorno urbano. Se busca una utilidad. Por eso, es muy razonable el discurso visual y de diseño que persiguen muchos de los coches eléctricos. Este tipo de diseño parte de urbanos como, por ejemplo el iQ, el i 10, Smart, 500, C2, etc. Que comparten un mismo Adán: el Isetta.
El peligro que corren es que la opinión pública los perciba como juguetitos cuando de ningún modo lo son.
Por eso hay que agradecer el diseño de vehículos como el Renault FLuence, los Tesla y el Opel Ampera ya que expanden la imaginación sobre el futuro de los eléctricos haciendo de ellos una realidad que no se centra sólo en pequeños coches urbanos fáciles de aparcar de aspecto futurista.
Como habremos oído múltiples veces: el futuro es ahora.