Coches y whisky… no es una buena mezcla a no ser que el motivo de tal combinación sea una iniciativa como la de la destilería escocesa de whisky que ocupa estas líneas, un ejemplo perfecto de autosuficiencia energética llevada desde los barriles de whisky hasta el Nissan Leaf y no, no hablamos de echar whisky en el depósito de nuestro coche.
La destilería de Bruichladdich, en la isla escocesa de Islay, se ha alzado con una importante distinción entre el resto de destilerías que se encuentran en la isla, además de por la calidad de su whisky, por la gestión sostenible de sus recursos. Bruichladdich ofrece una gama de whiskys orgánicos pero además genera, a través del procesado de los residuos resultantes del ciclo de elaboración del whisky, la energía necesaria como para ser autosuficiente. Esta autosuficiencia proviene del biogás obtenido en la destilación del whisky, gracias al cual la fábrica de Bruichladdich puede funcionar sin precisar de otras fuentes de energía, en un ciclo en el que se desaprovecha el mínimo de elementos posibles.
Teniendo en cuenta que la destilería se encuentra en una isla y el precio actual de los combustibles, sumado a que en esta ocasión tienen que llegar desde el continente, ser energéticamente autosuficiente es un gran paso, ya no sólo por el factor ecológico de las 0 emisiones, que sin duda es un paso enorme, también por el ser independiente de cualquier otro proceso energético externo al de tu propia fábrica.
No sé hasta qué punto asociar una marca de bebidas alcohólicas a la promoción de un vehículo puede resultar efectivo, pero si la asociación se produce por un hito así, merece la pena fomentar la autosuficiencia entre los primeros clientes de vehículos eléctricos. En este caso Mark Reynier, propietario de esta destilería y Nissan, han creado una edición especial del whisky de Bruichladdich en honor al Leaf.
En este caso es una destilería, pero no deja de ser un buen ejemplo, ya no sólo a seguir para la industria, también para cualquier propietario de un vehículo eléctrico, desde un domicilio particular o una pequeña fábrica o a grandes multinacionales. Prácticamente una utopía, pero ver un futuro con paneles solares en nuestro tejado para recargar el coche que duerme en el garaje o flotas de vehículos de empresa impulsados por la energía proveniente de las propias instalaciones solares de la compañía, sería una clara muestra de que estamos alcanzando el futuro de la movilidad.
Fuente: Nissan, Autoblog Green
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