Es incalculable el número de vidas que puede haber salvado al airbag. Muy probablemente, junto al cinturón de seguridad, sea uno de los elementos de seguridad que más lesiones (muchas de ellas fatales) han evitado. En los últimos años la oferta y variedad de airbags ha crecido considerablemente desde los tradicionales airbag frontales, que nos protegen de impactar nuestra cabeza contra el volante, a los laterales y de cortina, los de rodilla, los traseros (estrenados por el Toyota iQ) e incluso en cinturones de seguridad hinchables.
Fueron precisamente unos diseñadores chinos quien con la idea del airbag en mente se propusieron una novedosa e inteligente solución, incorporar airbags en el parachoques. El sistema denominado Easpace basaría su funcionamiento en la tecnología «predictiva» de sensores de distancia, que ya se aplica actualmente, y que podrían detectar prematuramente una hipotética colisión y en consecuencia desplegar una bolsa de aire que evitase destrozos, o al menos los minimizase, en los parachoques y la carrocería de nuestro querido automóvil.
¿Pero por qué no se le habría ocurrido a nadie antes llevar los airbag por fuera?
En definitiva no parece que fuera a convertirse en un salvavidas, de hecho su función práctica se limitaría a proteger nuestro vehículo de los inofensivos, pero fastidiosos, choques por alcance a baja velocidad en atascos y similares. No obstante parece que el coste de un dispositivo «económico» como es una bolsa de aire podría compensar al de reparar una pieza de carrocería o un parachoques y repintarlo. Lo cual necesariamente ya asciende a unos cientos de euros.
Fuente: Yanko Design
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