La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un seguimiento a 15 aparatos electrónicos entregados para el reciclaje en las diferentes modalidades previstas. El resultado: ni la mitad acaban reciclados en una planta autorizada.
Cuando compramos un electrodoméstico nuevo, pagamos una cierta fracción de su precio (por adelantado) para su futuro reciclaje. Parece lógico que esperemos que éste tenga lugar cuando nos tomamos la molestia de llevar nuestro viejo electrodoméstico a un punto limpio, a un distribuidor autorizado o lo entregamos a cambio de otro nuevo.
Según la OCU, el recilcaje adecuado es más bien la excepción.
La investigación
La investigación realizada por la OCU consiste en ocultar quince localizadores en otros tantos aparatos electrónicos para realizar un seguimiento de los mismos durante varios meses, a saber: cuatro frigoríficos, cuatro lavadoras, cuatro televisores y tres ordenadores de mesa.
A partir de aquí, se deshacen de los aparatos como particulares por las tres vías previstas para ello: punto limpio, retirada a domicilio a cambio de otro nuevo y entrega en tienda comprando otro nuevo también.
Resultados y conclusiones
Los aparatos terminan dispersos por la geografía nacional, menos de la mitad de ellos reciclados en plantas autorizadas. Chatarrerías, naves industriales, descampados y desguaces son algunos de los destinos descubiertos.
Incluso los que terminan en plantas autorizadas, no tienen porqué hacerlo en la más próxima al punto de entrega, recorriendo en algún caso cientos de kilómetros (totalmente innecesarios) para llegar a una planta lejana (lo que hace pensar en algún tipo de dudosa preferencia por unas plantas frente a otras).
La falta de control de las administraciones sobre el destino del importe satisfecho para el reciclaje parece ser el caldo de cultivo para esta situación, que podemos calificar de burla al consumidor.
No sé lo que hacen las marcas con el importe satisfecho para el reciclaje, supongo que habrá quien lo utilice correctamente y quien no. Lo que me preocupa muchísimo es la falta de principios y el jarro de agua fría que esto supone para el consumidor, que dedica un esfuerzo importante a reciclar correctamente, como buen ciudadano.
Como usuario responsable de los puntos limpios, estoy indignadísimo.
Fuente: El País
Foto: Flickr de Dave Goodman
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