Conocíamos el dato de que solo el 20% de las empresas españolas habían admitido llevar iniciativas para sustituir su flota de automóviles por vehículos que emitan menor cantidad de CO2. Ahora el dato que nos asalta está relacionado pero es diferente. El 34% de las empresas españolas incorporaría vehículos eléctricos a sus flotas si su autonomía fuera superior a los 300 kilómetros. Esos 300 kilómetros vienen siendo el doble de lo que se ofrece hoy en día en vehículos eléctricos.
De lo que se deduce de estos números es que si se desarrollase una oferta más versátil las empresas se decantarían por la opción eléctrica. Algo que ocurre mayoritariamente ya sean empresas o usuarios. Dentro de la decena de opciones que ofrece el mercado de los coches eléctricos, ninguno da la talla, lo que deja para un futuro la posibilidad de que las empresas opten por la flota eléctrica.
Según el director del CVO, Alejandro Madrigal, «es necesario disipar el temor de que con 150 kilómetros de autonomía van quedarse sin batería en mitad de un trayecto, perjudicando la productividad y la imagen de la compañía. El 60% de los conductores recorren de promedio una distancia de 36 kilómetros diarios, por lo que el eléctrico es una solución idónea, sobre todo, en ciudad por su bajo consumo: apenas 1,5 euros por cada 100 kilómetros«.
Las razones: amortización y conocimiento de los automóviles
Una de las razones además de la durabilidad de las baterías es el coste económico que supone un eléctrico. A pesar de las subvenciones públicas, un eléctrico supone un gasto tres veces mayor que uno convencional. Lógicamente esto supone un problema para las empresas que justamente en estas épocas de crisis no estarán pasando por su mejor momento. Aunque exista un 40% que reconozca que las subvenciones suponen un estimulo a la demanda.
Por otra parte, según Madrigal, «quienes pensaban que los centros de postventa no estaban todavía cualificados para trabajan con esta tecnología pueden respirar tranquilos, ya que los talleres cuentan ya con una primera hoja de ruta para operar con modelos 100% eléctricos, lo que les permite conocer cada uno de los componentes, saber qué piezas se pueden reparar, cómo hacerlo y qué tipo de intervenciones y tiempos se precisan en su mantenimiento«.
En definitiva, los coches eléctricos no están adquiriendo el protagonismo esperado en el sector empresarial. No es de extrañar ya que estamos lejos de países como Alemania en el que plataformas como la e-mobility ayudan a que el coche eléctrico se acerque a los ciudadanos y se quite esa etiqueta de futurista. Si que es verdad que la situación económica de los dos países no es comparable pero en cuestión de iniciativas España se queda corto. Un pequeño paso que no tiene por que ser siempre económico puede que sea la respuesta que están buscando. No se debe dar el pez, hay que dar la caña.
Fuente: Arval
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