Investigadores de la Universidad de Saarland (Alemania) han desarrollado un sistema de frenado inalámbrico para bicicletas que sustituye las tradicionales manetas y cables por unos puños de goma y un transmisor de ondas de radio. Los primeros, capaces de detectar la presión que se ejerce sobre ellos, envían la señal de radio a un paquete electrónico colocado en la horquilla. A mayor presión sobre los puños, mayor fuerza de frenado.
Este sistema no es solo curioso y sencillo, sino también muy fiable. Para comprobar esto último, el equipo del profesor Holger Hermanns, encargado de la investigación, utilizó unos algoritmos similares a los que habitualmente se utilizan en los experimentos de aviación e industrias químicas, obteniendo un resultado del 99,999999999997% de fiabilidad, lo que implica tres fallos entre cada billón de frenadas. Según el propio Hermanns, el sistema “no es perfecto, pero sí aceptable”
Aunque aparentemente el experimento pueda parecer trivial, lo cierto es que no lo es. “Las redes wireless nunca serán un método a prueba de fallos. Este hecho tiene un trasfondo tecnológico. Sin embargo, la idea es mejorar los sistemas inalámbricos que, como un simple freno de bici, tienen que funcionar todo el tiempo”.
En principio, un freno inalámbrico para la bici puede parecer algo bastante inútil. Sin embargo, el desarrollo de esta tecnología tiene como principal objetivo su exportación a otras áreas del transporte. “Ya existen planes concretos en el campo del futuro Servicio Europeo de Trenes, por ejemplo”, dijo Hermann. Por lo tanto, lo que se propone es utilizar la bicicleta como marco para optimizar el método y asegurar su utilidad en situaciones y sistemas mucho más complejos.
La configuración actual posibilita frenar en 250 milisegundos, lo que significa que a una velocidad de 30 km/h, el ciclista necesita reaccionar dos metros antes del lugar de peligro. Ahora parece que el siguiente paso será instalar un sistema ABS y un control de tracción.
Aunque la tecnología parece interesante, no puedo evitar hacerme una pregunta, y es, ¿qué pasará si el sistema se queda sin pilas bajando una cuesta abajo? Personalmente, me siento más seguro con los frenos tradicionales. Al menos de momento.
Fuente: Science Daily
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