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La probabilidad de conseguir una matrícula de coche en Pekín, si no es eléctrico, es de 42 a 1

En vista de la contaminación ambiental y los terribles atascos, las autoridades de Pekín decidieron, desde enero de este año, instaurar un sistema de sorteo público para aquellos que quisieran obtener una matrícula y poder comprarse un coche.

Se sortean sólo 17.600 placas al mes para 742.000 aspirantes (en septiembre, y subiendo) pero a partir de ahora esta limitación no aplicará a los coches eléctricos.

Se sortean sólo 17.600 placas al mes para 742.000 aspirantes (en septiembre, y subiendo)

Es importante recordar que China es el mayor mercado mundial de automóviles, por delante de EE.UU. y sólo en la ciudad de Pekín se vendieron en 2010 más de 700.000 coches. Serán muchos menos, obviamente, en 2011.

Lo curioso del caso es que algunas de las personas que tienen la inmensa suerte de conseguir una matrícula no ejercen su derecho en los siguientes 6 meses con lo que, finalmente, pierden esa posibilidad. Se supone que varios miembros de cada familia se apuntan al sorteo para incrementar sus (estrechas) posibilidades, pero sólo adquirirán un vehículo aunque varios resulten agraciados.

Esta forma de actuar y otros posibles problemas personales o económicos hacen que un número relevante licencias queden vacantes. Y, ¿adivináis qué? Pues ahora se proponen también penalizaciones para quienes no ejerzan su opción de compra. Prohibir y penalizar parece ser la primera respuesta ante cualquier problema…

Ni siquiera se puede vender un coche matriculado a otra persona, lo que también daría lugar a una posible explotación económica de esta sobredemanda galopante

Resulta que las matrículas son personales e intransferibles (otra prohibición) lo que ha evitado la creación de un mercado de ganadores del sorteo en el que se vendan los derechos al mejor postor. Ni siquiera se puede vender un coche matriculado a otra persona, lo que también daría lugar a una posible explotación económica de esta sobredemanda galopante (matriculando un coche cualquiera y vendiéndolo por el doble de su precio al día siguiente, por ejemplo).

Algunos concesionarios, que matricularon numerosos coches antes de la prohibición, ofrecen irregulares contratos de «alquiler de uso de matrícula» a particulares que pagan el precio del coche y una cuota mensual durante unos años (no está claro lo que pasa al final de esos años) por un coche matriculado que, con la ley en la mano, no les pertenece en ningún momento y el concesionario podría incluso volver a vender.

Bueno, basta de cuentos chinos. ¿Qué nos sugiere todo esto?

Lo primero es que en una ciudad de casi 20 millones de habitantes el problema del tráfico y la contaminación puede llegar a ser de proporciones bíblicas. Incluso si todo el mundo decide comprarse un eléctrico van a a seguir teniendo un enorme (aunque silencioso) problema. Frente a esto caben, al menos, dos posibilidades.

Incluso si todo el mundo decide comprarse un eléctrico van a a seguir teniendo un enorme (aunque silencioso) problema

Por un lado, está el enfoque chino, que parece consistir en prohibir, restringir, controlar, penalizar y, en definitiva, poner puertas a un inmenso campo de picaresca y juego sucio, que no ha hecho más que empezar.

Por otro, cabría el enfoque occidental (en teoría) de respeto a las libertades individuales y de mercado, acompañado de inversión en transporte público y desincentivos al uso del coche (que no a su adquisición) en el centro de las ciudades.

No obstante, más allá de todo esto, creo estamos ante el ejemplo paradigmático de lo que nos espera a todos si seguimos por el camino de la obsesión por el coche privado en la ciudad [ ¿un pollo en cada olla y un coche en cada garaje? ( * ) ] que tanto nos gusta en los países desarrollados y tan tristemente bien están copiando en China.

Simplemente, el mundo ya no se lo puede permitir.

(*) La frase «A chicken in every pot and a car in every garage» formó parte de la campaña presidencial norteamericana de Herbert Hoover en 1928. Visto hoy, el optimista eslogan del que sería presidente resultó premonitorio del crack bursátil de 1929.

Fuente: Autobloggreen
Fotos: Flikr de poeloq
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David García Artés

David comenzó a trabajar en Diariomotor en junio de 2011, escribiendo artículos casi como hobbie, en lugar de ver la televisión después del trabajo. Poco a poco fue ganando responsabilidades, primero como coordinador editorial en Tecmovia, más tarde como probador (nunca ha dejado de serlo) y finalmente como Director General desde julio de 2020. Es economista (1998) e ingeniero (2011) de formación. Seguir leyendo...

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