Primera ley de Murphy: «Si algo puede salir mal, saldrá mal».
El precio del Fisker Karma subirá un 6% a partir del 15 de diciembre, para mayor gloria de sus detractores. Con este son ya tres los incrementos de precio sobre el inicialmente anunciado hace ahora 4 años. Con respecto a las previsiones de producción y ventas, cualquier parecido con la realidad también es pura coincidencia.
En la primera aparición en público del Fiser Karma, se anunció que su precio de venta al público comenzaría en los 80.000$ y que su lanzamiento al mercado tendría lugar a finales de 2009 para, a partir de ese momento, poner en el mercado 15.000 unidades al año. ¿Qué ha ocurrido desde entonces?
Desde entonces, se diría que Murphy ha tomado el control de la compañía. Y con mano firme.
Lo primero que sucedió es que la producción del Karma no comenzó hasta marzo 2011. La razón fueron diversos problemas con los faros, los sistemas eléctricos e incluso el cuero de los asientos. Según la compañía, la homologación para circular legalmente también tardó bastante más de la cuenta. Y encima con malas noticias.
«Si algo NO puede salir mal, saldrá mal de todos modos»
Efectivamente, la EPA (el organismo americano de homologación, que asigna el consumo oficial) obtuvo una autonomía eléctrica de 51,5 km, lejos de los anunciados 80,5 km. El consumo medio tampoco respondió a las expectativas, por bastante, si bien el organismo alemán TÜV sí refrendó, algo más tarde, las cifras del fabricante a partir de sus propias pruebas. Demasiado tarde, probablemente, para el público americano.
Comenzada la fabricación, Fisker anunció una producción objetivo para 2011 de 7.000 vehículos de los que serán efectivamente servidos tan sólo 1.500, es decir, menos de un 22% de los proyectados. A día de hoy, la previsión de 15.000 unidades para el próximo año sigue en pie, según la compañía. Sólo puedo decir que estaremos aquí para verlo y contarlo.
«Para reconocer a un experto, escoge al tipo que da el presupuesto más alto y el plazo más largo»
Del precio de partida anunciado en 2008, 80.000$ para el modelo base, se pasó a 87.900$ y luego a 95.900$ precio al que, efectivamente, salió al mercado hace apenas dos meses. Ahora, Fisker anuncia una tercera subida hasta los 102.000$ con lo que se acumula ya un incremento del 27,5% si tomamos como referencia la cifra original, y hablamos siempre del modelo base. Las versiones superiores también han subido de precio, lógicamente.
Es cierto que han pasado varios años desde aquel primer anuncio, pero parece evidente que la marca tiene que estar sufriendo problemas importantes con sus costes de producción, pues sin ellos no se entiende esta sucesión de rectificaciones al alza. Pocas cosas deben de ir según lo planeado, si se está trasladando esta imagen al mercado. Pero esto no es todo.
«Si algo es susceptible de empeorar, lo hará»
Este cúmulo de desaciertos ha venido salpicado por una viva polémica entre la opinión pública americana, por el hecho de que el proyecto fue financiado con fondos públicos del gobierno estadounidense (un préstamo público de 529.000.000$), cuando la fabricación del coche tiene lugar en Finlandia. En algunos círculos, esto se considera prácticamente un insulto a la bandera y una burla al contribuyente.
Se supone que los fondos fueron para investigación y desarrollo, que tuvo lugar en suelo norteamericano, y no para fabricación, pero esto no ha sido suficiente para calmar las iras de muchos opinadores que no han dejado de denunciar la supuesta fuga de fondos públicos para crear empleo en el país de Papá Noel. El presidente Obama también se ha llevado lo suyo por la financiación de este proyecto, y lo peor es la razón argüida por la firma: ninguna fábrica americana era capaz de hacerlo. Tal vez sea cierto, pero suena fatal.
«Nuevos sistemas generan nuevos problemas»
En fin, nada parece seguir su curso esperado en lo que respecta a este modelo. Supongo que, al margen de la actuación estelar de las leyes de Murphy, hay algo muy básico y muy evidente que se puede concluir de esta historia y es que crear una marca de coches a partir de la nada, para entrar en un mercado tan competido y maduro, con productos tecnológicamente vanguardistas, no es tarea sencilla sino más bien una misión casi imposible. Con todo, Fisker sigue adelante.
Buena suerte, Fisker. Y buena suerte, Tesla.
Fuente: Plugincars | Autobloggreen
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