Podría parecer un hecho sin importancia, pero el caso es que ya muchas personas se están dando cuenta, y es el que Google se está tomando muy en serio su particular experimento sobre la movilidad sin interacción humana. Para ello, Google ha patentado un sistema de conducción autónoma en el registro estadounidense (registro nº8.078.349). La compañía ya ha llevado a cabo algunas contiendas con unos pocos Toyota Prius por las carreteras de los EE.UU., consiguiendo la admiración y la indignación de muchas personas por partes iguales, y es aquí donde reside el problema del proyecto.
La cuestión no es otra que que el hecho de ser un experimento, y que mientras siga siendo experimento, no alberga problemas aparentes en teoría. El problema es cuando este experimento tiene ruedas, y los encargados del proyecto deciden ir a darse un paseo para recopilar información y acumular experiencia. Aquí es donde reside el gran dilema de la conducción autónoma, en su capacidad para interactuar en carretera abierta, estando expuesta a multitud de variables e infinitas posibilidades y eventualidades.
Aunque también es cierto que la tecnología necesita de un desarrollo y una evaluación en entornos reales, pues por mi buenas que sean las pruebas de laboratorio, siguen siendo pruebas de laboratorio. La idea del proyecto quiere llegar hasta una conducción donde la persona que se sienta en el vehículo, tan solo tenga que decir hacia donde quiere dirigirse. Con este tipo de conducción eliminaríamos de un plumazo el factor humano, que en el lado bueno de la balanza aportaría un impresionante beneficio para la seguridad.
Entonces, ¿Estamos cerca de vivir en ciudades a lo Minority Report?, pues parece que estaríamos ante el primero de los pasos. El proyecto patentado por Google describe a un vehículo capaz de funcionar en modo mixto humano/autónomo, y que al llegar a una determinada zona, definida como «zona de despegue», el vehículo sería capaz de reconocer el emplazamiento mediante coordenadas GPS y la visualización de un sistema de referencia (dibujado como un código QR en la imagen). Una vez recopilados los datos necesarios, el vehículo sería capaz de realizar una ruta determinada predefinida.
La idea seguirá dando mucho de que hablar, pero si algo está claro, es el hecho de que, cuando Google apuesta por algo, lo hace para llegar hasta al final. Estaremos atentos a ver que nuevo artilugio cobra vida a partir de esta patente, pero no me cabe la menor duda de que no transcurrirá mucho tiempo hasta que conozcamos algún vehículo íntimamente relacionado con este asunto y las opiniones encontradas que vaya levantando a su paso.
Fuente: engadget | coinceviablytech
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